Los secretos culinarios que pasan de abuelos a padres y de padres a hijos son tesoros que no tienen precio.
Hoy te revelaremos uno de esos secretos: la receta de unos pancitos esponjosos que han sido el orgullo de nuestra familia durante seis décadas. Su sencillez y rapidez son tan asombrosas como su sabor.
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Ingredientes
- Leche tibia: 300 ml
- Agua tibia: 100 ml
- Huevo: 1 (grande)
- Azúcar: 3 cucharadas
- Miel: 3 cucharadas
- Levadura seca: 1 cucharada
- Manteca derretida: 50 g
- Harina de trigo: 600 g
- Sal: 1 cucharadita
- Aceite vegetal: 10 ml
Procedimiento
- En un bowl grande, combina la leche, agua, huevo, azúcar, miel, levadura y manteca derretida. Mezcla hasta que esté todo bien integrado.
- Añade la harina y la sal y mezcla hasta obtener una masa homogénea.
- Cubre el bowl con un paño y deja reposar la masa durante 15 minutos.
- Incorpora el aceite vegetal y amasa nuevamente.
- Pinta el interior del bowl con un poco de aceite para evitar que la masa se pegue.
- Cubre nuevamente y deja reposar en un lugar cálido durante 1 hora, o hasta que la masa haya duplicado su tamaño.
- Sobre una superficie enharinada, divide la masa en tres partes iguales y forma tres bollos.
- Deja reposar 15 minutos más.
- Divide cada bollo en 8 porciones y dales forma de pancito.
- Deja reposar otros 40 minutos.
- Pincela cada pancito con huevo batido y espolvorea con semillas de sésamo al gusto.
- Hornea a 190°C durante 25 minutos o hasta que estén dorados.
Estos pancitos esponjosos son la combinación perfecta de tradición y sabor. Ideales para acompañar tus comidas o simplemente disfrutar con un poco de manteca y mermelada en el desayuno.
¡Esperamos que los disfrutes y los compartas con todos tus seres queridos! ¡Hasta la próxima receta!