Nada como una buena pechuga de pollo, jugosa y tierna por dentro, y aún mejor si lleva un relleno que explote en sabor.
Esta vez, te propongo una combinación clásica con espinaca y mozzarella, acompañada de un toque distintivo: los tomates deshidratados.
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Así que si estás buscando una manera distinta de disfrutar del pollo, ¡este es tu plato!
Ingredientes
- 6 pechugas de pollo
- 750g de espinacas frescas
- 500g de queso mozzarella rallado o en láminas
- 15 tomates deshidratados
- Aceite de oliva al gusto
- Sal y pimienta al gusto
- Agua
Preparación
- Prepará el horno calentándolo a 180°C.
- Mientras se calienta, en una sartén con un chorrito de aceite de oliva, salteá las espinacas hasta que estén tiernas. Luego, escúrrelas bien para eliminar el exceso de agua y resérvalas.
- Para hidratar los tomates deshidratados, sumergilos en agua caliente unos 10 minutos. Una vez listos, escurrilos y cortalos en tiritas.
- Toma cada pechuga y, con mucho cuidado, hacé un corte en el centro (sin atravesarla completamente) para formar una especie de bolsillo.
- Rellena este espacio con las espinacas salteadas, el queso mozzarella y las tiritas de tomate deshidratado.
- Sella cada pechuga con palillos para que el relleno no se salga al cocinar.
- En una sartén con aceite caliente, dorá las pechugas por ambos lados.
- Una vez doradas, pasalas a una fuente para horno y cocinalas de 15 a 20 minutos, o hasta que estén bien cocidas por dentro.
- Dejalas reposar unos minutos antes de servir para que todos los sabores se integren a la perfección.
Esta receta es ideal para sorprender en una cena especial o simplemente para salir de la rutina. La combinación de espinacas, mozzarella y tomates deshidratados le da a la pechuga un sabor inigualable. ¡Espero que la disfruten tanto como yo! ¡Buen provecho!