Suave, espesa y con un sabor intenso a chocolate, esta crema es perfecta para rellenar tortas, tartas o profiteroles.
Con pocos ingredientes y en apenas unos minutos, podés lograr una textura cremosa y brillante digna de pastelería.

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Ingredientes
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250 ml de leche entera
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20 g de harina común
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50 g de chocolate (negro o con leche, según tu gusto)
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30 g de azúcar
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2 yemas de huevo
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1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
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10 g de manteca (opcional, para darle más brillo y suavidad)
Preparación
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En una olla pequeña, calentá la leche a fuego medio sin dejar que hierva.
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Mientras tanto, en un bol aparte, mezclá las yemas con el azúcar hasta que la mezcla se aclare.
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Agregá la harina tamizada y mezclá hasta obtener una pasta lisa.
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Verté lentamente un poco de leche caliente sobre esta mezcla, revolviendo constantemente para templar las yemas.
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Luego, volcá todo el contenido del bol nuevamente en la olla con la leche restante.
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Cociná a fuego medio, sin dejar de revolver, hasta que espese y tenga una textura cremosa.
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Retirá del fuego y añadí el chocolate troceado. Mezclá hasta que se derrita completamente y la crema quede homogénea.
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Si querés un resultado más suave y brillante, incorporá la manteca y la esencia de vainilla mientras aún está caliente.
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Pasá la crema a un recipiente y cubrila con papel film en contacto directo con la superficie para evitar que se forme una costra.
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Dejá enfriar a temperatura ambiente y luego llevá a la heladera hasta el momento de usarla.
Tips y consejos:
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Si preferís una crema más ligera, podés reemplazar parte de la harina por maicena (una cucharadita).
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Para un sabor más intenso, usá chocolate semiamargo o añadí una cucharadita de cacao en polvo junto con el chocolate.
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Si se te corta o quedan grumos, pasala por un colador o batila en caliente hasta que recupere su textura.
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Esta crema también se puede usar como relleno de eclairs, medialunas o alfajores.
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Si querés convertirla en una mousse, agregá crema batida una vez que esté fría y mezclá suavemente.
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Guardala en la heladera hasta 4 días en un recipiente hermético.
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Si vas a usarla caliente, podés servirla como salsa sobre panqueques, waffles o frutas asadas.
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También podés preparar una versión blanca reemplazando el chocolate por chocolate blanco o agregando ralladura de limón o naranja para aromatizar.
Con esta receta sencilla vas a obtener una crema de chocolate perfecta: espesa, brillante y con un sabor delicioso que realza cualquier postre.