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Tarta de Queso super Cremosa ¡Recuerda guardar la receta!

Suave, húmeda y con ese punto justo de dulzura, esta tarta de queso logra conquistar a todos los paladares.

Con ingredientes simples y un procedimiento sencillo se obtiene un resultado digno de pastelería.

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Una versión cremosa, delicada y perfecta para cualquier ocasión especial.

Ingredientes

  • 600 g de queso crema

  • 200 g de azúcar

  • 4 huevos

  • 250 ml de crema de leche

  • 2 cucharadas de harina común

  • 1 cucharadita de esencia de vainilla

Preparación

  1. Precalentar el horno a 200 °C y enmantecar un molde desmontable para que la tarta no se pegue.

  2. Colocar en un bol el queso crema con el azúcar y batir hasta que quede una mezcla suave y sin grumos.

  3. Agregar los huevos de a uno, batiendo bien después de cada incorporación para que la preparación quede pareja.

  4. Sumar la crema de leche, la vainilla y, por último, la harina tamizada. Mezclar con movimientos envolventes hasta integrar todo.

  5. Volcar la mezcla en el molde y llevar al horno. Cocinar a 200 °C durante 50 minutos aproximadamente, hasta que la superficie tome un color dorado intenso.

  6. Una vez lista, dejar reposar dentro del horno apagado durante 10 minutos para evitar que se baje de golpe.

  7. Retirar, dejar enfriar a temperatura ambiente y luego refrigerar un par de horas antes de servir.

Consejos:

  • Para que quede realmente cremosa, asegurate de que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente antes de comenzar. Esto ayuda a lograr una textura más uniforme y evita grumos.

  • Si te gusta con un sabor más intenso, podés reemplazar parte del queso crema por mascarpone, lo que le da un toque distinto y muy especial.

  • El punto justo de cocción es cuando el centro todavía se ve un poco tembloroso; al enfriarse se termina de asentar. No la cocines de más, porque puede quedar seca.

  • Usá siempre un molde desmontable y, de ser posible, con papel manteca en la base. Esto facilita el desmolde y mantiene la forma perfecta de la tarta.

  • Podés acompañarla con coulis de frutos rojos, mermeladas caseras, salsa de caramelo o simplemente crema batida. El contraste entre lo ácido y lo dulce hace que cada bocado sea más especial.

  • Si buscás una versión más liviana, podés reducir la cantidad de azúcar a 150 g o usar miel y stevia como alternativas naturales.

  • Para conservarla, guardala en la heladera bien tapada. Dura hasta cuatro días sin problemas y con el paso del tiempo va ganando firmeza sin perder cremosidad. Incluso podés congelarla, y al descongelar conservará su sabor y textura.

  • Si querés innovar, probá añadir ralladura de limón o naranja a la mezcla. Ese toque cítrico realza el sabor y aporta frescura.

Una receta simple, cremosa y tentadora que no puede faltar en tu mesa.

Guardala porque seguro la vas a repetir muchas veces.

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