Si buscás una crema chantilly que mantenga su forma aunque haga calor, esta versión es ideal.
Es perfecta para decorar tortas, postres y cupcakes sin que se te venga abajo a los pocos minutos.
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Lo mejor: es fácil, rápida y con ingredientes que se consiguen en cualquier lado.
Ingredientes
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250 ml de crema de leche para batir (mínimo 35 % de grasa, bien fría)
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100 g de azúcar impalpable
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1 cucharada de leche en polvo
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1 cucharada (7 g) de gelatina sin sabor
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3 cucharadas de agua fría
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1 cucharadita de esencia de vainilla
Preparación
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Hidratá la gelatina sin sabor con las tres cucharadas de agua fría. Dejala reposar unos 5 a 10 minutos hasta que tome consistencia.
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Calentá la gelatina ya hidratada unos segundos en el microondas o a baño maría, solo hasta que se disuelva bien. No debe hervir.
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En un bol grande, preferentemente frío, colocá la crema de leche bien fría, el azúcar impalpable y la leche en polvo.
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Batí todo con batidora eléctrica a velocidad media-alta hasta que empiece a espesar y a formar picos suaves.
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Bajá la velocidad y, en forma de hilo, agregá la gelatina disuelta mientras seguís batiendo.
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Continuá batiendo hasta obtener una textura firme, pero sin pasarte para que no se corte.
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Incorporá la esencia de vainilla y mezclá suavemente hasta que quede bien integrada.
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Usala al momento para decorar, o guardala en la heladera hasta que vayas a utilizarla. Dura bien entre 2 y 3 días si está refrigerada.
Consejos:
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La leche en polvo ayuda a estabilizar la mezcla y aporta cuerpo, sin modificar el sabor.
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La gelatina sin sabor es clave para que no se derrita, sobre todo en ambientes cálidos o húmedos.
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La crema de leche debe estar bien fría. Si el bol también está frío, mejor todavía.
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No sobrebatas: una vez que se forma la textura firme, detenete. Si seguís batiendo, se puede cortar.
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Si querés darle un sabor distinto, podés reemplazar la esencia de vainilla por ralladura de limón o unas gotas de esencia de almendras.
Con esta receta vas a lograr una chantilly firme, deliciosa y duradera, ideal para tortas decoradas o postres de verano.
Probala una vez y no vas a querer volver a la receta clásica. ¡Sale perfecta!