Un bocado cremoso, con contraste dulce–salado y textura crocante en cada corte.
Se arma en un rato y queda vistoso en formato anillo, ideal para picadas y brindis.
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La base suave de quesos sostiene almendras, arándanos rojos y damascos secos, con perfume de naranja y un toque de romero.
Ingredientes
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300 g de queso crema firme (tipo untable, frío)
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200 g de queso mascarpone o queso blanco espeso
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60 g de almendras tostadas enteras
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60 g de arándanos rojos secos (cranberries)
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60 g de damascos secos en cubitos
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1–2 cucharadas de miel (a gusto)
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Ralladura fina de 1 naranja
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1 pizca de sal fina
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1 pizca de pimienta blanca (opcional)
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Hojas o mini ramitas de romero fresco (decoración)
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Galletas saladas o pan tostado para acompañar
Preparación
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Forrá con film un molde savarín de 20 cm (o usá un bowl y colocá un vaso en el centro para formar el hueco).
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En un bowl grande, mezclá el queso crema y el mascarpone hasta que queden lisos y sin vetas; hacelo con espátula o batidor de mano, sin batir de más.
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Sumá la miel, la ralladura de naranja, la sal y, si querés, una pizca de pimienta; integrá bien.
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Agregá las almendras enteras, los arándanos y los damascos en cubitos. Mezclá con movimientos envolventes para distribuirlos de forma pareja.
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Volcá la mezcla en el molde preparado y emparejá la superficie presionando apenas para evitar huecos de aire.
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Cubrí con film y llevá a la heladera hasta que esté firme (mínimo 1 hora). Si estás apurado, 20–30 minutos de freezer aceleran el proceso.
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Desmoldá tirando del film y pasando el queso a una fuente.
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Decorá la superficie con más arándanos y damascos, unas hebras extra de ralladura de naranja y ramitas pequeñas de romero.
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Serví bien frío, acompañado con galletas saladas, grisines o pan tostado.
Consejos:
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Textura perfecta: si el queso crema está muy blando, añadí 1–2 cucharadas de queso rallado bien fino o una cucharadita de gelatina sin sabor hidratada y tibia; ayuda a sostener el corte sin afectar el sabor.
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Almendras a punto: tostalas 6–8 minutos a 160 °C o en sartén seca hasta que perfumen; enfriá antes de sumar. Realza el crocante.
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Equilibrio dulce–salado: probá la mezcla antes de moldear; podés subir una cucharadita de miel o una pizca extra de sal según el acompañamiento elegido.
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Aromas que suman: la ralladura de naranja es clave; evitá la parte blanca para que no amargue. Un toque mínimo de romero picado muy fino dentro de la mezcla da frescura, pero no te pases.
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Adelanto sin estrés: podés prepararlo la noche anterior; guardalo bien cubierto para que no tome olores de heladera.
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Variantes rápidas: reemplazá parte de las almendras por pistachos pelados para un contraste de color, o agregá 2 cucharadas de pasas rubias si te gusta más frutal.
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Servicio prolijo: sacá de la heladera 5 minutos antes de llevar a la mesa y usá cuchillo liso caliente (pasado por agua y secado) para cortes limpios.
Un anillo cremoso, colorido y con mordida crocante que conquista a todos en la mesa.
Rápido de armar, rendidor y perfecto para brindar sin complicarse