Este postrecito es una opción práctica, económica y muy suave para resolver un antojo dulce en minutos.
Su textura cremosa lo hace ideal para servir en vasos individuales y dejar listo con anticipación.

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Se prepara con pocos ingredientes y queda perfecto para disfrutar bien frío.
Ingredientes
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1 litro de leche
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5 cucharadas de maicena
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3 cucharadas de azúcar
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6 cucharadas de dulce de leche
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Crema chantilly para decorar
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Dulce de leche para hilos finales
Preparación
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Colocá la leche fría o a temperatura ambiente en una cacerola mediana y agregá la maicena. Mezclá con batidor de mano hasta que no queden grumos.
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Sumá el azúcar y el dulce de leche. Encendé el fuego a temperatura media y cociná revolviendo de manera constante para evitar que se pegue.
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Continuá mezclando hasta que hierva y espese. Cuando tenga una consistencia cremosa y uniforme, retiralo del fuego.
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Distribuí el postre caliente en compoteras o vasos. Dejá que se temple antes de llevarlo a la heladera.
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Refrigerá al menos 2 horas para que tome cuerpo.
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Decorá con un copete de crema chantilly y hilos de dulce de leche justo antes de servir.
Consejos:
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Si buscás un postre más firme, agregá una cucharada extra de maicena; si lo preferís más suave, restale un poco.
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Usá dulce de leche repostero para lograr un sabor más intenso sin modificar la textura final.
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Mezclá continuamente mientras espesa: esto evita que el fondo se queme o que aparezcan grumos difíciles de corregir.
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Una vez frío, podés batir levemente la superficie con cuchara para romper la “piel” que se forma de manera natural.
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La chantilly debe estar bien fría para que conserve el copete y no pierda forma al contacto con el postre.
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Si querés una presentación más vistosa, llená el vaso solo hasta tres cuartos, dejá enfriar y completá con otra capa fina de dulce de leche antes de decorar.
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Probalo con una pizca mínima de sal en la mezcla: realza notablemente el sabor sin dejar gusto salado.
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Podés preparar el postre con anticipación el día anterior; reposado queda aún más cremoso.
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Si la mezcla te quedó muy espesa, agregá un chorrito de leche caliente para aflojarla antes de repartir en vasos.
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También podés servirlo en copas grandes o frascos individuales para variar la presentación según la ocasión.
Este postrecito combina practicidad y suavidad en cada cucharada, ideal para tener siempre a mano una opción dulce y sin gluten que se disfruta bien fría.