Un pastel liviano y nutritivo también puede ser esponjoso y tentador.
Esta receta es ideal para quienes buscan una alternativa casera y distinta, sin necesidad de horno.
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Con una cocción práctica y un resultado húmedo y sabroso, se convierte en una opción perfecta para compartir en cualquier momento del día.
Ingredientes
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3 huevos
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3 cucharadas de miel
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1 chorrito de esencia de vainilla
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1/3 taza de aceite de oliva (80 ml)
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1 y 1/2 taza de harina de almendras (180 g)
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1/4 taza de leche (60 ml)
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3 cucharadas de maicena (60 g)
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1 cucharada de polvo de hornear (10 g)
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1/2 taza de arándanos frescos (74 g)
Para la crema:
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65 g de queso crema
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2 cucharadas de miel
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3 cucharadas de maní triturado
Preparación
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Batir los huevos con la miel y la esencia de vainilla hasta que se forme una mezcla algo espumosa.
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Incorporar el aceite de oliva en forma de hilo mientras se sigue batiendo para integrar bien.
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Tamizar la harina de almendras junto con la maicena y el polvo de hornear, e ir incorporando poco a poco.
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Agregar la leche y mezclar suavemente hasta obtener una preparación uniforme.
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Sumar los arándanos frescos y mezclarlos con movimientos envolventes para que no se rompan demasiado.
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Engrasar una sartén antiadherente con unas gotas de aceite, volcar la mezcla y tapar bien. Cocinar a fuego bajo durante 25 a 30 minutos, o hasta que al insertar un palillo salga limpio.
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Si se prefiere usar vaporera o baño María, colocar la mezcla en un molde metálico o de silicona y cocinar tapado a fuego medio entre 35 y 40 minutos.
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Para la crema, batir el queso crema con la miel hasta que quede suave, luego incorporar el maní triturado y mezclar. Reservar en la heladera.
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Una vez listo y frío, desmoldar el pastel y servir en rebanadas acompañado de la crema.
Consejos:
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Para lograr una textura más aireada, se pueden batir las claras a punto de nieve antes de sumarlas a la preparación.
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Si no tenés arándanos, podés reemplazarlos por moras, frutillas o trozos de manzana.
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Es importante cocinar siempre a fuego bajo para evitar que el pastel se queme en la base antes de estar listo en el centro.
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Guardá el pastel en la heladera dentro de un recipiente hermético; se conserva fresco entre 3 y 4 días.
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Para una opción más crocante, podés espolvorear con almendras fileteadas o nueces antes de la cocción.
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Si preferís un dulzor más suave, reemplazá parte de la miel por un endulzante natural como stevia o eritritol.
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A la hora de servir, podés acompañarlo con yogur natural o con más frutas frescas para hacerlo todavía más completo.
Este pastel saludable es una manera fácil y práctica de darse un gusto casero, ideal para compartir en la merienda o en el desayuno sin perder de vista el equilibrio.