Este pan casero con fécula de maíz, conocido como “pan fubá”, es una opción distinta y deliciosa para sumar a tus desayunos o meriendas.
Tiene una miga suave, esponjosa y un sabor ligeramente dulce que combina perfecto con dulce o salado.
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Se prepara con ingredientes simples y rinde un montón.
Ingredientes
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1 taza de leche tibia
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1 taza de agua
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1 huevo
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6 cucharadas de azúcar
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1 cucharadita de sal
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5 cucharadas de aceite
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2 cucharadas de manteca o margarina
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10 g de levadura seca (o 25 g de levadura fresca)
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1 taza y media de fécula de maíz (fubá)
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650 g de harina de trigo común (aproximadamente, se usa según necesite la masa)
Preparación
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En un bol grande, colocá la leche tibia, el agua, el azúcar y la levadura. Mezclá bien y dejá reposar 10 minutos hasta que se forme espuma en la superficie.
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Agregá el huevo, el aceite, la manteca derretida (o blanda), la sal y la fécula de maíz. Mezclá con cuchara de madera o batidor de mano hasta integrar.
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Empezá a incorporar la harina de trigo de a poco, mezclando primero con cuchara y luego con las manos. Amasá durante unos 10 minutos hasta que la masa esté lisa, suave y apenas pegajosa. Agregá más harina solo si es necesario.
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Cubrí el bol con un repasador limpio y dejá levar durante 1 hora en un lugar cálido, hasta que duplique su tamaño.
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Una vez levada, desgasificá la masa y dividila en porciones. Podés formar bollitos o rollitos, como se ve en la imagen.
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Acomodalos en una fuente para horno previamente enmantecada y espolvoreada con un poco de fécula de maíz para darle ese efecto característico.
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Tapá de nuevo y dejá que leven por segunda vez durante 30 minutos.
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Llevá al horno precalentado a 180 °C por unos 25 a 30 minutos, o hasta que estén doraditos por encima.
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Al sacarlos, podés pincelarlos con manteca derretida si querés darles brillo y más sabor.
Consejos:
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Es clave que la leche y el agua estén tibias (no calientes) para que la levadura active correctamente.
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Si usás levadura fresca, desmenuzala bien antes de integrarla con los líquidos.
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La fécula de maíz aporta un sabor especial y mejora la textura de la miga, pero no se debe reemplazar por harina común.
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Para que los panes queden parejos, usá una balanza o cortalos con cuchillo a ojo, pero tratá de que tengan el mismo tamaño.
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Una vez cocidos, se pueden guardar en bolsa plástica o recipiente hermético. Quedan bien hasta 2 días y se pueden congelar perfectamente.
Este pan fubá es ideal para acompañar el mate, rellenar con queso, jamón o manteca y mermelada.
Una receta rendidora, económica y con ese sabor casero que tanto nos gusta.