Ideal para acompañar un café o una merienda liviana, este pan de ángel es súper esponjoso, aireado y se prepara con muy pocos ingredientes.
No lleva yemas ni manteca, por lo que es liviano y simple. Aunque la preparación es rápida, su textura parece salida de una pastelería.
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Ingredientes
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4 claras de huevo
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½ taza de azúcar
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½ taza de harina 0000 (bien tamizada)
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½ cucharadita de esencia de vainilla
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1 pizca de sal
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½ cucharadita de polvo para hornear (opcional, da más volumen)
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Azúcar impalpable para decorar (opcional)
Preparación
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Colocá las claras en un bol amplio junto con la pizca de sal. Batí con batidora eléctrica hasta que estén espumosas y blancas.
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Incorporá el azúcar de a poco, en forma de lluvia, mientras seguís batiendo hasta que se forme un merengue bien firme y brillante.
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Tamizá la harina junto con el polvo para hornear (si decidís usarlo) y agregala al merengue en dos tandas, mezclando con movimientos envolventes, suaves, de abajo hacia arriba, con espátula.
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Agregá la esencia de vainilla y mezclá apenas para integrar, sin que se baje el aire del batido.
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Verté la mezcla en un molde pequeño previamente enmantecado y enharinado, o de silicona. Emparejá la superficie con una espátula.
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Llevá al horno precalentado a 180 °C por unos 15 a 20 minutos, o hasta que esté apenas dorado por arriba y al pinchar con un palillo, este salga seco.
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Retirá del horno, dejá enfriar a temperatura ambiente y luego desmoldá con cuidado. Espolvoreá con azúcar impalpable si querés darle un toque final.
Consejos:
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Este pan es muy liviano, ideal para acompañar con frutas frescas, compotas o una cucharada de crema chantilly casera.
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No lo hornees de más, porque puede secarse. El secreto está en que quede húmedo y tierno por dentro.
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Si querés una versión más aromática, podés usar ralladura de limón o naranja en lugar de vainilla.
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Podés conservarlo en un recipiente hermético por 2 días a temperatura ambiente, o en heladera por hasta 4 días.
Perfecto para quienes buscan una opción ligera, sin grasas ni complicaciones, pero con mucho sabor y una textura que sorprende.
Probalo una vez, y seguro lo vas a querer repetir.