Este pastel de manzanas es ideal para quienes buscan algo casero, liviano y lleno de sabor.
Su textura jugosa, combinada con la frescura del limón y el brillo final de la mermelada, lo convierten en un postre perfecto para cualquier ocasión, ya sea como merienda o para acompañar el mate o el café de la tarde.
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Ingredientes
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4 manzanas medianas
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Jugo de ½ limón
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2 huevos
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4 cucharadas de azúcar
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Una pizca de sal
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Ralladura de 1 limón
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50 g de manteca derretida
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4 cucharadas de harina de trigo
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16 g de polvo de hornear
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Mermelada de durazno o albaricoque para decorar
Preparación
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En un bol amplio, batir los huevos con el azúcar y la pizca de sal hasta que la mezcla se vuelva clara y con algo de espuma. Esto le dará aire al batido y ayudará a que el pastel quede más esponjoso.
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Incorporar la ralladura de limón y la manteca derretida, mezclando bien hasta que todo quede integrado.
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Agregar la harina y el polvo de hornear previamente tamizados para evitar grumos. Unir todo hasta obtener una masa suave y homogénea.
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Pelar las manzanas, cortarlas en rodajas bien finas y rociarlas con el jugo de limón para que no se oxiden. Sumar las rodajas a la mezcla y remover con cuidado para que queden bien distribuidas.
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Forrar la base de un molde desmontable de 20 cm con papel manteca y engrasar los bordes con un poco de manteca o aceite.
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Volcar la preparación dentro del molde, nivelar la superficie y llevar a horno precalentado a 180 °C. Hornear durante 40 minutos, o hasta que la superficie esté dorada y al insertar un palillo en el centro, salga limpio.
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Una vez lista, dejar enfriar a temperatura ambiente y desmoldar con cuidado. Para darle un acabado brillante y un extra de sabor, pincelar la superficie con una fina capa de mermelada de durazno o albaricoque.
Tips y consejos:
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Podés reemplazar parte del azúcar por edulcorante apto para horno si querés una versión más ligera.
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La canela en polvo combina muy bien con la manzana: una pizca en la mezcla realza el aroma y sabor.
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Para una textura aún más jugosa, probá agregar una manzana extra cortada en cubitos a la preparación.
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Si querés un pastel con un toque más rústico, usá azúcar mascabo en lugar de azúcar blanca.
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Acompañá este postre con una bocha de helado de crema o una cucharada de yogur natural para un contraste fresco y cremoso.
Este pastel es una opción rápida, económica y sabrosa que siempre queda bien.
Lo mejor es que lleva muchas manzanas, poca harina y poca azúcar, lo que lo convierte en una alternativa casera más liviana sin perder su toque dulce.