Si pensás que preparar un buen merengue requiere horas de espera, esta receta te va a sorprender.
Con un resultado esponjoso, brillante y lleno de sabor, este postre se convierte en una opción perfecta para esos antojos dulces de último momento.
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Una versión rápida y práctica que mantiene la calidad y la textura que tanto gusta.
Ingredientes
Para batir:
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2 claras de huevo grandes (unos 70 g)
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70 g de azúcar común
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1 cucharadita de jugo de limón o unas gotas de vinagre (como estabilizante)
Para la mezcla caliente:
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280 g de azúcar común
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100 ml de agua
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150 g de puré de duraznos (podés hacerlo casero o usar envasado)
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10 g de agar-agar
Preparación
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Colocar en una cacerola el puré de duraznos, el agua, el azúcar y el agar-agar. Mezclar bien para que no queden grumos.
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Llevar a fuego medio hasta que rompa hervor, revolviendo de vez en cuando.
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Reducir a fuego bajo y dejar cocinar 4 minutos, siempre removiendo para evitar que se pegue. Retirar del fuego.
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Mientras tanto, colocar las claras en el bol de una batidora y comenzar a batir a velocidad media.
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Cuando empiecen a espumar, añadir de a poco el azúcar y el jugo de limón o vinagre.
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Aumentar un poco la velocidad y, sin dejar de batir, verter en forma de hilo fino la mezcla caliente de la cacerola sobre las claras montadas.
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Una vez incorporado todo el líquido, subir la velocidad al máximo y continuar batiendo 3 minutos, hasta que la preparación esté firme, brillante y forme picos consistentes.
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Pasar la mezcla a una manga con boquilla y formar porciones sobre una bandeja con papel manteca.
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Dejar reposar hasta que la meringue tome consistencia y esté lista para disfrutar.
Tips y consejos:
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El puré de duraznos puede reemplazarse por frutillas, frambuesas, mango o cualquier fruta que prefieras. Incluso podés usar una combinación de frutas para lograr un sabor más complejo.
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Si querés que el merengue tenga un toque extra de aroma, podés añadir esencia de vainilla, ralladura de limón o naranja mientras lo batís.
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El agar-agar es clave para lograr que el merengue tome cuerpo rápido y sin necesidad de secarse al horno; no lo sustituyas por gelatina sin sabor, ya que el resultado será distinto.
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Para que la textura final sea perfecta, es importante que el hilo de la mezcla caliente se incorpore de forma continua y sin dejar de batir, así el calor cocina las claras de manera uniforme.
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Si no tenés manga, podés usar una bolsa de freezer cortando una punta para formar los copos de merengue.
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Se puede decorar con un toque de canela en polvo, cacao amargo o frutas frescas para darle un acabado más vistoso.
Un postre rápido, versátil y lleno de sabor que demuestra que no hace falta pasar horas en la cocina para lograr un resultado espectacular.
Ideal para lucirse con algo diferente y sorprender a todos en pocos minutos.