El pan de queso es una receta sencilla, económica y deliciosa que se disfruta en cualquier momento del día.
Esponjoso por dentro, con un aroma irresistible y ese sabor intenso a queso, se convierte en el acompañamiento perfecto para el mate, el café o una merienda en familia.
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Prepararlo en casa es más fácil de lo que parece.
Ingredientes
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200 ml de aceite
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400 ml de leche
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500 g de harina
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2 tacitas pequeñas de queso rallado (aprox. 150 g)
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4 huevos
Preparación
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Colocar en una olla la leche junto con el aceite y llevar a fuego medio hasta que la mezcla comience a hervir.
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Agregar de golpe toda la harina y retirar inmediatamente del fuego. Con una cuchara de madera o unas varillas, revolver enérgicamente hasta que no queden grumos. Se formará una masa espesa.
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Dejar entibiar unos minutos para que al añadir los huevos no se cocinen.
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Incorporar los huevos de a uno, batiendo bien después de cada adición hasta que la masa quede homogénea antes de agregar el siguiente. Este paso es clave para que el pan tenga la textura adecuada.
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Precalentar el horno a 200 °C, con calor arriba y abajo.
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Una vez integrados los huevos, sumar el queso rallado y comenzar a amasar con las manos previamente engrasadas con un poco de aceite. Esto evitará que la masa se pegue y ayudará a trabajarla mejor.
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Amasar hasta que la mezcla quede suave y manejable. Tomar pequeñas porciones de masa y darles forma redonda. Colocarlas en una bandeja para horno forrada con papel manteca, dejando espacio entre ellas porque crecerán durante la cocción.
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Hornear entre 20 y 25 minutos, hasta que los panes de queso estén dorados en la superficie y cocidos por dentro.
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Retirar del horno y dejar enfriar apenas unos minutos antes de servir. Se disfrutan mejor cuando todavía están tibios.
Consejos:
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Usá quesos que fundan bien para un sabor más intenso, como mozzarella, provolone o una mezcla con parmesano.
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Si querés darles un toque distinto, agregá a la masa una pizca de orégano, tomillo o ajo en polvo.
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Para que tengan una miga más aireada, tamizá la harina antes de incorporarla.
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Estos panes son ideales para congelar. Podés formar las bolitas y guardarlas en el freezer sin hornear. Cuando quieras usarlas, lleválas directamente al horno agregando unos minutos extra de cocción.
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Si preferís una versión más pequeña, hacé mini panes de queso que resultan perfectos para una picada junto con fiambres, aceitunas o dips.
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Guardalos en un recipiente hermético si te sobran. Al día siguiente, bastará con calentarlos unos minutos en horno bajo para que recuperen su esponjosidad.
El pan de queso casero es una de esas recetas que siempre sorprenden.
Fácil de preparar, rendidor y con un sabor que conquista desde el primer bocado, es una opción perfecta para cualquier ocasión.