Las tartaletas son una base perfecta para preparar tanto postres dulces como bocados salados.
Con esta receta vas a poder hacer una masa casera, crocante y versátil que podés rellenar con frutas, crema pastelera, mousse, ganache o incluso con rellenos salados para entradas y picadas.
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Ingredientes
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250 g de harina de trigo
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125 g de manteca fría
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70 g de azúcar impalpable (opcional, si querés una base dulce)
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1 yema de huevo
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1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
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1 pizca de sal
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2 a 3 cucharadas de agua fría (solo si hace falta)
Preparación
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En un bol grande, colocar la harina junto con el azúcar impalpable (si se quiere dulce) y la pizca de sal. Mezclar para integrar los secos.
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Cortar la manteca fría en cubitos y agregarla al bol. Con la yema de los dedos, ir desmenuzándola junto con la harina hasta obtener una textura arenosa, como migas gruesas. También se puede hacer con un cortapastas o procesadora.
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Incorporar la yema de huevo y la esencia de vainilla si se va a usar. Amasar lo justo hasta que los ingredientes se unan. Si la masa está demasiado seca, agregar de a poco una o dos cucharadas de agua fría, solo lo necesario para que tome consistencia.
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Formar una bola, envolverla en film y llevarla a la heladera durante al menos 30 minutos. Este paso es clave para que la masa se endurezca y sea más fácil de estirar.
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Pasado el tiempo de reposo, estirar la masa en una superficie apenas enharinada con ayuda de un rodillo. El grosor ideal es de 3 a 4 mm para que quede crocante pero no demasiado fina.
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Colocar la masa en los moldes para tartaletas, presionando bien los bordes. Pinchar el fondo con un tenedor para evitar que se infle en el horno.
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Precalentar el horno a 180 °C y hornear entre 12 y 15 minutos, hasta que estén doradas y firmes. Dejar enfriar antes de desmoldar y rellenar.
Consejos:
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Si querés usarlas para rellenos salados, podés omitir el azúcar y la vainilla, e incluso sumar un poco de queso rallado a la masa para darle más sabor.
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Para que no se deformen, podés colocar papel manteca sobre la masa y cubrir con porotos o garbanzos secos durante la primera parte del horneado (técnica de horneado en blanco).
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Estas bases se pueden hacer con anticipación y guardar en frascos herméticos por 2 a 3 días, o freezar hasta un mes.
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Al momento de usarlas, podés rellenarlas con crema pastelera y frutas frescas, con dulce de leche y chocolate, o con mezclas saladas como pollo, verdura o queso y jamón.
Con esta masa básica tenés la base perfecta para preparar tartaletas de todo tipo, adaptándolas a tu gusto y ocasión.