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Leche Frita Casera: Un postre cremoso por dentro y crocante por fuera

La leche frita es uno de esos postres clásicos que sorprenden por su textura suave y sabor delicado.

Por fuera, una costra dorada; por dentro, una crema que se deshace en la boca.

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Ideal para servir tibia, espolvoreada con canela y azúcar molida, o incluso acompañada con un chorrito de licor para los más osados.

Ingredientes

  • 6 huevos

  • 60 g de maicena (fécula de maíz)

  • 60 g de harina

  • 120 g de azúcar

  • 1 cucharadita de esencia de vainilla

  • 500 ml de leche entera

  • 1 cucharadita de canela en polvo

  • 100 g de azúcar impalpable (molida)

  • 1 nuez de manteca

  • Aceite para freír (cantidad necesaria)

Preparación

  1. Poné la leche a hervir en una olla. Mientras tanto, en otro recipiente grande, batí bien los huevos con el azúcar y la esencia de vainilla.

  2. Agregá la harina y la maicena a esa mezcla y revolvé hasta que no queden grumos.

  3. Una vez que la leche haya hervido, incorporala de a poco a la mezcla anterior, sin dejar de revolver. Llevá esta preparación al fuego suave y cociná durante unos 5 minutos, revolviendo constantemente.

  4. La mezcla debe espesar bien. Si queda demasiado líquida, disolvé un poco más de maicena en leche fría y agregala de a poco hasta lograr una consistencia espesa y firme.

  5. Colá la crema con un colador grande para eliminar cualquier grumo y volcala en una fuente enmantecada con bordes. Alisá la superficie y dejá enfriar hasta que cuaje completamente.

  6. Una vez fría, cortá en porciones cuadradas o rectangulares.

  7. Calentá abundante aceite en una sartén. Pasá cada porción por harina y luego por huevo batido, asegurándote de que queden bien rebozadas.

  8. Freí las piezas por ambos lados hasta que estén bien doradas. Retiralas y colocá sobre papel absorbente.

  9. Espolvoreá con una mezcla de azúcar impalpable y canela en polvo justo antes de servir.

Tips y consejos:

  • Para un toque especial, podés flambearlas con un chorrito de licor dulce (tipo amaretto o ron) al servir.

  • Dejalas enfriar bien antes de cortar, incluso podés llevar la fuente a la heladera una hora para que quede más firme.

  • Si querés una textura aún más cremosa por dentro, usá solo yemas en lugar de huevos enteros.

  • Servilas acompañadas con una salsa de frutas rojas, dulce de leche tibio o una bocha de helado.

  • Si te gustan los sabores cítricos, podés agregar un poco de ralladura de limón o naranja a la mezcla.

  • Para conservarlas, guardalas ya fritas en la heladera hasta por 3 días. Recalentalas en horno bajo para recuperar el crocante.

Un clásico que nunca falla, perfecto para lucirte con algo distinto y muy tentador.

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