La leche condensada es un clásico en la cocina, conocida por su dulzura y textura cremosa.
Si buscás una opción más saludable, esta receta casera sin azúcar es perfecta.
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Con solo tres ingredientes, podés prepararla en casa fácilmente y disfrutarla en tus postres o bebidas favoritas.
Ingredientes
- 1 taza de leche descremada en polvo
- 1/2 taza de agua caliente
- 2 cucharadas de edulcorante (stevia o el que prefieras)
- 1 cucharada de manteca sin sal
Preparación
- Mezclá la leche en polvo con el edulcorante en un bol hasta que estén bien integrados para evitar grumos.
- Añadí lentamente el agua caliente mientras removés constantemente hasta lograr una mezcla homogénea.
- Incorporá la manteca y mezclá hasta que se derrita por completo, logrando una textura más cremosa.
- Batí la mezcla con una batidora o procesador de alimentos para obtener una textura más parecida a la leche condensada tradicional.
- Dejá enfriar la preparación a temperatura ambiente. Luego, colocala en un frasco de vidrio con tapa y refrigerala por al menos 2 horas para que espese.
Consejos
Consistencia más espesa:
Añadí más leche en polvo o usá menos agua para una textura más firme.
Enfriá por más tiempo para lograr mayor espesor.
Variedades de edulcorantes:
Probá con eritritol, xilitol o monk fruit como alternativas a la stevia.
Sabor extra:
Agregá una pizca de sal, una cucharadita de vainilla o un poco de canela para realzar el sabor.
Conservación:
Guardá la leche condensada en un frasco hermético dentro de la heladera. Se conserva hasta 7 días.
Usos recomendados:
Ideal para postres como flan, helados, pasteles o para endulzar café y batidos.
No exagerar con el consumo:
Si bien no tiene azúcar, esto no quiere decir que sea sano del todo, siempre el consumo tiene que ser moderado.
¡Con esta receta fácil y práctica, disfrutá de una leche condensada casera, saludable y deliciosa sin perder su sabor clásico!