El helado de dulce de leche es uno de los sabores más elegidos y queridos, y hacerlo en casa es mucho más simple de lo que parece.
Esta versión casera no necesita máquina, no lleva huevos ni procesos complicados.

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Con solo dos ingredientes básicos, se logra un helado cremoso, intenso y perfecto para disfrutar en cualquier momento.
Ingredientes
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300 g de dulce de leche
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200 ml de crema de leche bien fría
Opcionales para personalizar:
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Chips de chocolate
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Galletitas trituradas
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Frutos secos picados
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Fruta fresca
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Coco rallado
Preparación
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Colocá la crema de leche bien fría en un bowl amplio. Es importante que esté recién sacada de la heladera, ya que eso ayuda a que monte mejor y quede más aireada.
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Batí la crema con batidora eléctrica a velocidad media. A medida que empiece a espesar, aumentá un poco la velocidad hasta lograr picos suaves. La crema debe estar montada, pero no dura; tiene que verse firme y cremosa al mismo tiempo.
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Agregá el dulce de leche de a poco sobre la crema batida. Este paso se hace con espátula, usando movimientos envolventes y suaves, desde abajo hacia arriba. La idea es integrar bien el dulce de leche sin perder el aire incorporado durante el batido.
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Continuá mezclando hasta obtener una preparación homogénea, de color parejo y textura sedosa. En este punto ya podés sumar algún agregado, como chips de chocolate o galletitas, si querés darle un toque extra.
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Volcá la mezcla en un recipiente apto para freezer, preferentemente con tapa hermética. Alisá la superficie y cerrá bien para evitar la formación de cristales de hielo.
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Llevá al freezer por un mínimo de 4 horas. Si querés una textura más firme, podés dejarlo hasta 6 horas. No es necesario revolver durante el congelado.
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Antes de servir, retiralo del freezer y dejalo reposar entre 5 y 10 minutos a temperatura ambiente. Esto facilita el servido y mejora la cremosidad.
Tips y consejos:
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Usá crema de leche con buen tenor graso para lograr una textura más suave y cremosa.
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No batas la crema de más: si se corta, el helado pierde suavidad.
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Integrá el dulce de leche con movimientos envolventes, nunca con batidora.
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Para un sabor más intenso, podés usar dulce de leche repostero o combinar ambos tipos.
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Si agregás toppings, hacelo al final para que no se hundan ni se desarmen.
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Conservá el helado bien tapado para evitar que tome olores del freezer.
Cremoso, simple y adaptable a todos los gustos, demuestra que con pocos ingredientes también se pueden lograr resultados increíbles.
Ideal para tener siempre listo y disfrutar cuando dan ganas de algo dulce y bien frío.