Si querés preparar unas galletas caseras que sean suaves, livianas y con ese sabor clásico de la infancia, esta receta de galletas de maicena es ideal.
La combinación de manteca, azúcar y el toque justo de vainilla da como resultado unas galletas que se deshacen en la boca, perfectas para acompañar el mate, el café o una merienda familiar.
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Ingredientes
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200 g de maicena (fécula de maíz)
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100 g de harina de trigo común
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125 g de manteca sin sal (a temperatura ambiente)
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100 g de azúcar impalpable
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1 huevo grande
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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½ cucharadita de polvo de hornear
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1 pizca de sal
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Opcional: azúcar impalpable adicional o chocolate blanco derretido para decorar
Preparación
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Preparar los ingredientes:
Sacá la manteca con tiempo suficiente para que esté bien blanda. Tamizá en un bol grande la maicena, la harina, el polvo de hornear y la pizca de sal. Esto va a ayudar a que la mezcla quede más liviana y sin grumos. -
Batir la manteca con el azúcar:
En otro recipiente, colocá la manteca junto con el azúcar impalpable. Batí durante unos minutos hasta que la mezcla se vuelva cremosa y de color más claro. Esto le va a dar a las galletas su textura aireada. -
Incorporar el huevo y la vainilla:
Agregá el huevo y la esencia de vainilla. Batí hasta que todo quede bien integrado. -
Sumar los ingredientes secos:
De a poco, incorporá la mezcla de maicena y harina al bol con la preparación húmeda. Mezclá primero con espátula y después con las manos hasta formar una masa suave y fácil de manejar. -
Reposar la masa:
Si tenés tiempo, envolvé la masa en film y llevála a la heladera por 20 o 30 minutos. Esto va a facilitar el estirado y el corte. -
Dar forma a las galletas:
Estirá la masa sobre una superficie ligeramente enharinada o entre dos plásticos, hasta alcanzar un grosor de aproximadamente medio centímetro. Usá cortantes con forma de estrella o la que más te guste. -
Hornear:
Precalentá el horno a 170 °C. Colocá las galletas en una placa con papel manteca, dejando algo de espacio entre ellas. Horneá durante 10 a 12 minutos, hasta que los bordes estén apenas dorados. -
Enfriar y decorar:
Dejá que las galletas se enfríen sobre una rejilla. Si querés, podés espolvorear con azúcar impalpable o sumergir la mitad de cada galleta en chocolate blanco derretido.
Consejos:
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Si querés una textura más crocante, podés dejarlas 1 o 2 minutos más en el horno, pero siempre vigilando que no se doren de más.
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Para una versión más aromática, agregale un poco de ralladura de limón o naranja a la masa.
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Se conservan perfectamente en un frasco hermético o una lata por hasta una semana, sin perder su sabor ni su textura.