Un pastel alto, suave y parejo, cubierto con una crema sedosa y terminado con una lluvia de migas doradas y copos en el borde.
Se arma sin complicaciones y queda de pastelería casera, ideal para festejos o para lucirse con un café.
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Ingredientes
Bizcochuelo
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5 huevos a temperatura ambiente
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150 g de azúcar
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150 g de harina 0000 (todo uso)
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40 g de manteca derretida tibia
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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Pizca de sal
Almíbar
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120 ml de agua
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80 g de azúcar
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1 cucharadita de vainilla o unas gotas de licor (opcional)
Crema suiza de vainilla (para rellenar, cubrir y decorar)
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4 claras (≈130 g)
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180 g de azúcar
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250 g de manteca bien blanda, en cubos
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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Pizca de sal
Migas de cobertura
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Recortes del bizcochuelo ya frío (o 120 g de vainillas trituradas finas)
Preparación
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Bizcochuelo. Encendé el horno a 170 °C. Forrá la base del molde con papel y enmantecá los bordes. Colocá los huevos y el azúcar en un bowl a baño María suave; calentá mezclando hasta tibio (40–45 °C). Retirá y batí 7–8 minutos hasta triplicar volumen. Perfumar con vainilla y agregar una pizca de sal.
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Secos y manteca. Tamizá la harina sobre el batido en 2–3 tandas, integrando con espátula y movimientos envolventes. Mezclá la manteca derretida con una porción de batido y devolvela al bowl, integrando apenas.
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Horneado. Volcá en el molde, alisá y horneá 28–35 minutos, hasta que al pinchar salga seco. Desmoldá, enfriá sobre rejilla y, ya frío, nivelá la parte superior. Cortá en 2 o 3 discos según el alto.
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Almíbar. Herví agua y azúcar 2 minutos. Enfriá y perfumá.
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Crema suiza. Llevá claras y azúcar a baño María, revolviendo, hasta 65 °C o hasta que no se sientan granitos entre los dedos. Batí a velocidad alta hasta merengue firme y frío (8–10 min). Bajá la velocidad e incorporá la manteca de a cubitos; al principio parece cortarse y luego emulsiona. Perfumar con vainilla y una pizca de sal hasta lograr crema lisa y brillante.
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Migas. Secá los recortes del bizcochuelo en horno suave 10 minutos y procesá hasta obtener arena fina.
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Armado. En la base, poné el primer disco. Pincelá con almíbar. Untá una capa generosa de crema (8–10 mm). Cubrí con el segundo disco, almibarado. Si hiciste tres capas, repetí. Colocá el último disco y presioná suave.
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Cobertura lisa. Dales una “crumb coat” (capa fina) de crema a todo el pastel, llevá 20 minutos a heladera y aplicá una segunda capa para alisar.
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Migas doradas. Con la mano, pegá las migas en todo el lateral y en el centro de la parte superior, dejando libre una corona de 2–3 cm en el borde.
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Copos. Pasá el resto de la crema a una manga con boquilla rizada (tipo 1M) y formá 10–12 copos alrededor del borde. Refrigerá 1 hora para asentar antes de cortar.
Consejos:
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Textura perfecta: usá huevos a temperatura ambiente y no bajes el batido al incorporar la harina; envolvé con paciencia.
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Crema estable: la manteca debe estar blanda (20–22 °C). Si la crema se ve “cortada”, seguí batiendo; si está muy fluida, enfriá 10 minutos y volvé a batir.
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Almíbar justo: humedecé sin empapar para que el pastel quede tierno pero firme.
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Migas parejas: tostá levemente los recortes; el secado realza color y crocancia.
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Adelantado: podés hornear el bizcochuelo un día antes, envolverlo y guardarlo a temperatura ambiente. Armado final el día del servicio.
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Conservación: en heladera, bien tapado, hasta 3 días. Sacalo 20 minutos antes de servir para que la crema esté sedosa.
Un pastel clásico, prolijo y delicado que siempre sorprende.
Cortá porciones altas, servilo con café o té y disfrutá esa miga suave con crema aterciopelada y el toque crujiente de las migas.