Los buñuelos de calabaza son tiernos, aromáticos y con un sabor casero que conquista desde el primer bocado.
Con su rebozado de azúcar y canela se vuelven irresistibles, ideales para acompañar con un mate, café o té calentito.
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Una receta fácil y rendidora para disfrutar en familia.
Ingredientes
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200 g de puré de calabaza
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40–50 ml de agua (mejor si es del agua de cocción de la calabaza)
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200 g de harina
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8 g de levadura
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1 huevo (tamaño L)
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50 g de azúcar
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Aceite para freír
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Unas gotas de esencia de vainilla (o ralladura de limón o naranja)
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Azúcar y canela para rebozar
Preparación
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Cociná la calabaza al vapor, hervida, al horno o en microondas hasta que quede tierna. Escurrí muy bien para quitar el exceso de agua y pisala con un tenedor hasta lograr un puré liso.
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En un bowl batí el huevo con el azúcar hasta que quede esponjoso y más claro. Sumá la esencia de vainilla o la ralladura.
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Agregá el puré de calabaza y mezclá bien hasta que se integre.
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Tamizá la harina junto con la levadura sobre la mezcla y uní con espátula. La masa debe ser algo densa, pero suave. Si está muy espesa, añadí poco a poco el agua de cocción de la calabaza (o leche).
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Calentá abundante aceite en una sartén profunda a fuego medio-alto. Debe estar caliente pero no en exceso para evitar que se doren por fuera y queden crudos por dentro.
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Con la ayuda de dos cucharas, tomá pequeñas porciones de masa y volcálas con cuidado en el aceite caliente. Freí de a tandas, girando los buñuelos para que se cocinen de manera pareja.
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Retiralos cuando estén dorados y colocalos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite.
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Pasá los buñuelos aún calientes por una mezcla de azúcar y canela para darles ese toque especial.
Consejos:
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La masa no debe quedar líquida; tiene que ser lo suficientemente firme como para formar bolitas sin que se deshagan.
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Controlá la temperatura del aceite: lo ideal es que burbujee suavemente al incorporar la masa.
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Podés darles forma redonda o con agujerito en el centro, como mini rosquitas.
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Para un sabor más intenso, probá agregar un poco de ralladura de naranja a la masa.
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Consumilos recién hechos: calientes o tibios son mucho más sabrosos y esponjosos.
Estos buñuelos de calabaza son una delicia tradicional, crocantes por fuera y suaves por dentro, ideales para endulzar cualquier merienda.