Suaves, esponjosos y con ese sabor clásico de panadería, estos pancitos combinan la textura aireada de una masa dulce con el contraste perfecto entre la crema pastelera y el dulce de membrillo.
Ideales para la merienda o para compartir en familia.

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Ingredientes para la masa
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500 g de harina de trigo común (0000)
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7 g de levadura seca (o 20 g de levadura fresca)
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100 g de azúcar
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1 cucharada de miel
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1 cucharada de esencia de vainilla
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1 huevo
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200 ml de leche tibia
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60 g de manteca blanda
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1 pizca de sal
Ingredientes para la crema pastelera
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375 ml de leche
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1 huevo
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50 g de azúcar
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25 g de maicena
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1 cucharada de harina común
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1 cucharadita de esencia de vainilla
Ingredientes para decorar
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200 g de dulce de membrillo (cortado en trozos rectangulares)
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Azúcar impalpable para espolvorear (opcional)
Preparación de la crema pastelera
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En un bol, batí el huevo con el azúcar hasta que esté espumoso.
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Agregá la maicena y la harina tamizadas, mezclando bien.
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Incorporá la leche poco a poco mientras batís.
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Llevá la mezcla a fuego medio, revolviendo con batidor o cuchara de madera hasta que espese.
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Retirá del fuego, agregá la vainilla y mezclá.
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Pasá a un recipiente, cubrí con film en contacto y dejá enfriar antes de usar.
Preparación de la masa
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En un recipiente chico, mezclá la levadura con una cucharadita de azúcar y un poco de leche tibia. Dejá reposar 10 minutos hasta que espume.
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En un bol grande, colocá la harina, el azúcar y la sal. Hacé un hueco en el centro y añadí el huevo, la miel, la esencia de vainilla, la levadura activada y la leche tibia.
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Mezclá todo hasta integrar y agregá la manteca blanda.
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Amasá 10 a 12 minutos hasta que la masa quede lisa, suave y elástica.
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Tapá con un paño y dejá levar hasta que duplique su tamaño (aproximadamente 1 hora).
Armado de los pancitos
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Una vez levada la masa, desgasificá suavemente y dividila en porciones de unos 35 g cada una.
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Formá bollitos lisos y colocalos en una placa enmantecada, dejando espacio entre ellos.
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Aplastá suavemente cada bollo con la palma de la mano para formar discos de unos 4 o 5 cm de diámetro.
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Con los dedos, hacé una pequeña hendidura en el centro (sin romper la masa).
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Rellená el centro con una porción generosa de crema pastelera fría.
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Encima, colocá un trocito de dulce de membrillo (de unos 2 x 3 cm aprox.).
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Dejá levar nuevamente 30 minutos, tapados con un paño.
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Pincelá los bordes con huevo batido, evitando tocar la crema o el membrillo.
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Horneá a 180 °C durante 15 a 20 minutos, hasta que estén bien dorados.
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Retirá y dejá enfriar sobre una rejilla.
Tips y consejos:
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Si querés que brillen, podés pincelarlos con un poco de almíbar ligero apenas salgan del horno.
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El dulce de membrillo se puede ablandar unos segundos en microondas para colocarlo más fácil.
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Para variar, podés reemplazar el membrillo por dulce de batata o una cucharadita de mermelada.
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Si te sobran, se conservan bien en un recipiente hermético por hasta 2 días o se pueden congelar.
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También se pueden hacer miniaturas, usando porciones de 25 g, para servir en meriendas o bandejas dulces.
Estos pancitos dorados con crema y membrillo son irresistibles, suaves por dentro y con una combinación dulce que recuerda a las facturas de panadería, pero mucho más caseras y sabrosas.