La baklava es uno de esos postres que combinan capas crocantes con un relleno dulce y aromático, ideal para los amantes de los frutos secos y los sabores intensos.
Acá te contamos cómo prepararla de manera casera, con ingredientes fáciles de conseguir y un resultado espectacular.
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Ingredientes
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250 g de masa filo
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200 g de pistachos pelados y picados
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150 g de nueces picadas
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150 g de manteca derretida
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200 g de azúcar
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200 ml de agua
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150 ml de miel
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1 cucharadita de canela en polvo
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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Una pizca de sal
Preparación
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Precalentá el horno a 180 °C. Engrasá ligeramente un molde rectangular o cuadrado con un poco de manteca derretida.
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En un bol grande, mezclá los pistachos picados, las nueces, la canela en polvo y la pizca de sal. Reservá para el armado.
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Tomá una hoja de masa filo y colocala en el fondo del molde. Pincelá toda la superficie con manteca derretida. Repetí este paso apilando entre 5 y 6 hojas, pincelando cada una con manteca antes de colocar la siguiente.
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Espolvoreá una capa generosa de la mezcla de frutos secos sobre la masa.
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Volvé a cubrir con otra hoja de masa filo, pincelá con manteca y agregá una nueva capa de frutos secos. Repetí el proceso hasta terminar con todas las hojas de masa, finalizando siempre con varias capas de filo bien enmantecadas para darle el crocante característico.
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Antes de hornear, cortá la baklava en forma de cuadrados o rombos, usando un cuchillo afilado. Esto facilitará el corte final una vez cocida.
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Llevá la preparación al horno y horneá durante 30 a 35 minutos o hasta que la superficie esté bien dorada y crujiente.
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Mientras la baklava se hornea, prepará el almíbar: en una cacerola, colocá el agua, el azúcar, la miel y la esencia de vainilla. Llevá a hervor y luego dejá cocinar a fuego bajo durante unos 10 minutos hasta que tome una consistencia ligeramente espesa.
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Una vez que retires la baklava del horno, volcá el almíbar frío sobre la tarta caliente, asegurándote de que el líquido llegue bien a todos los cortes.
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Dejá reposar al menos 2 o 3 horas antes de servir. Lo ideal es que la baklava quede bien impregnada con el almíbar.
Consejos:
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Si querés, podés sumar un toque de ralladura de naranja o un poco de agua de azahar al almíbar para darle un sabor distinto.
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Conservá la baklava a temperatura ambiente en un recipiente cerrado para mantenerla crocante.
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Al momento de servir, decorá con pistachos picados extra para darle un toque visual atractivo.
Este postre es ideal para acompañar un café o té, y perfecto para agasajar en reuniones familiares o con amigos.