Una preparación clásica, suave y versátil que funciona tanto para postres como para rellenos salados.
Este pionono queda flexible, parejo y con la humedad justa para poder enrollarlo sin que se quiebre.

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Es una opción práctica para resolver un postre casero sin complicaciones.
Ingredientes
Para el bizcocho
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4 huevos grandes
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120 g de azúcar
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120 g de harina de trigo tamizada
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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1 pizca de sal
Para el relleno
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150–200 g de mermelada de frutilla, frambuesa o la que elijas
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Azúcar glas para espolvorear (opcional)
Preparación
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Precalentar el horno a 180 °C y forrar una bandeja rectangular con papel vegetal.
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Batir los huevos con el azúcar durante 5–7 minutos hasta obtener una mezcla muy aireada y pálida.
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Agregar la esencia de vainilla e integrar suavemente.
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Incorporar la harina y la sal tamizadas en dos partes, mezclando con movimientos envolventes.
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Extender la mezcla sobre la bandeja formando una capa pareja.
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Hornear 10–12 minutos, hasta que el pionono esté apenas dorado y el centro rebote al presionarlo.
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Desmoldar enseguida sobre un paño limpio espolvoreado con azúcar.
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Retirar el papel y enrollar el pionono caliente con el paño. Dejar enfriar así para que mantenga la forma.
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Desenrollar, untar la mermelada y volver a enrollar con firmeza.
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Emparejar los bordes y refrigerar 30 minutos antes de cortar.
Tips y consejos:
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Tamizar la harina es fundamental para lograr un pionono liviano, ya que incorpora aire y evita grumos que puedan volver la masa más densa o dificultar el enrollado.
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Si querés garantizar que el pionono no se quiebre, es clave no pasarte de cocción: unos minutos de más pueden secarlo demasiado. Retirarlo apenas toma color asegura flexibilidad.
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Enrollarlo en caliente es uno de los pasos más importantes; hacerlo enseguida permite que el bizcocho tome forma sin romperse y quede maleable para rellenar.
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Si buscás una versión más húmeda, podés pincelar ligeramente con almíbar perfumado con vainilla, limón o algún licor suave. Esto también realza el sabor final.
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Para un pionono con más volumen, se puede reemplazar una parte del azúcar por miel, que aporta elasticidad y una textura más flexible.
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Si necesitás que el pionono quede bien parejo, podés marcar los bordes con un cuchillo para despegar antes de desmoldar, evitando que se enganche al paño.
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Este pionono admite muchísimos rellenos: dulce de leche, crema chantilly, ganache de chocolate, mousse o incluso combinaciones de frutas y crema. También funciona muy bien con rellenos salados como jamón y queso, pollo o ricota.
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Para obtener cortes prolijos, usá un cuchillo filoso o hilo dental sin sabor; esto evita aplastarlo.
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Si vas a conservarlo en heladera, envolvelo en film para que no se seque y mantenga la flexibilidad.
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Se puede congelar sin relleno: enrollado y bien envuelto. Al descongelar queda igual de flexible.
Este pionono es una base ideal para crear distintos postres y se prepara en pocos minutos, logrando un resultado casero, liviano y muy práctico para cualquier ocasión.