Si tenés ganas de acompañar el mate, una picada o simplemente darte un gusto casero, estos pancitos de queso son una opción perfecta.
Se hacen en minutos, con ingredientes simples que seguro tenés en casa, y quedan irresistibles.
Te recomendamos: ¡A mi familia le encantó esta receta! Súper sabrosa, fácil y rica
Son suaves por dentro, doraditos por fuera y con un sabor a queso que enamora.
Lo mejor es que podés personalizarlos con tus condimentos favoritos.
Ingredientes
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1 taza de harina leudante
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3 cucharadas de aceite de girasol
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3 cucharadas de queso crema
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100 ml de leche
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100 g de queso rallado o en hebras (tipo mozzarella, pategrás o el que tengas a mano)
Preparación
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En un bol, colocá la harina leudante y hacé una corona en el centro.
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Agregá en el centro el aceite, el queso crema y la leche.
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Mezclá todo con cuchara o con la mano hasta que se una.
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Amasá unos minutos sobre la mesada hasta lograr una masa suave y homogénea.
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Incorporá el queso rallado y amasá apenas para distribuirlo sin desarmar la textura.
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Formá bolitas del tamaño de una nuez y colocalas en una fuente engrasada o con papel manteca.
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Llevá al horno precalentado a 180 °C por 15 a 18 minutos, o hasta que estén dorados por fuera y el queso burbujee.
Sugerencias para servir
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Servilos calentitos con manteca o con una salsita de ajo.
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Son ideales para acompañar una picada, una sopa o una comida al paso.
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También van bárbaro como pancitos de entrada en cualquier comida familiar.
Consejos de cocina
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Si querés darles un toque extra, podés agregar orégano seco, ajo en polvo o una pizca de pimienta negra.
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Si no tenés queso crema, podés reemplazarlo por ricota o un poco más de leche con una cucharadita de manteca.
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Si la masa queda muy seca, agregá un chorrito extra de leche hasta que se forme bien.
Una receta simple, rápida y rendidora que siempre salva cualquier comida.
Probala una vez y se va a convertir en un clásico de tu cocina.