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Cómo hacer Lengüitas de gato ¡Tiernitas, deliciosas y muy fáciles!

Las lengüitas de gato son esas galletitas finas, crocantes en los bordes y suaves por dentro que acompañan como ninguna una taza de café, té o chocolatada.

Son simples de hacer, rinden un montón y se conservan muy bien, por eso son una excelente opción para tener siempre algo casero a mano.

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Ingredientes

  • 90 g de manteca a punto pomada

  • 90 g de azúcar impalpable

  • 2 huevos

  • 1 cucharadita de esencia de vainilla

  • 110 g de harina de trigo 0000

Preparación

  1. En un bol, batí la manteca a temperatura ambiente junto con el azúcar impalpable hasta que la mezcla esté bien cremosa, suave y pálida.

  2. Agregá los huevos de a uno, batiendo bien después de cada incorporación para que se integren completamente. Sumá la esencia de vainilla y mezclá.

  3. Tamizá la harina y agregala a la preparación con movimientos envolventes, usando una espátula o cuchara, hasta que no queden grumos.

  4. Colocá la mezcla en una manga con pico liso. Si no tenés, podés usar una bolsita limpia y cortar la punta.

  5. Formá tiras finas de 5 a 6 cm sobre una placa con papel manteca o enmantecada, dejando espacio entre cada una porque se expanden bastante al cocinarse.

  6. Llevá a horno precalentado a 180 °C y horneá de 8 a 10 minutos, hasta que los bordes apenas se doren. No te pases con el tiempo: deben quedar tiernas en el centro.

  7. Retiralas con cuidado usando una espátula fina y dejalas enfriar sobre una rejilla. Al enfriar se van a poner más firmes pero seguirán manteniendo esa textura suave característica.

Consejos:

  • Para que salgan todas del mismo tamaño, podés marcar con lápiz líneas en el papel manteca y usarlo del lado contrario.

  • Si querés un toque diferente, podés espolvorearlas con azúcar común o agregarles ralladura de limón o naranja a la masa.

  • Se pueden bañar en chocolate derretido una vez frías para hacer una versión más golosa.

  • Guardalas en un frasco de vidrio o lata bien cerrado, así se mantienen frescas por varios días.

  • También podés usarlas como base para postres fríos, como semifríos, mousses o con helado.

Una receta simple, rendidora y que nunca falla para acompañar tus meriendas o sorprender con algo casero y delicioso.

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