El flan napolitano es una versión irresistible del clásico flan, con una textura ultra cremosa, sabor intenso y ese toque especial que lo convierte en uno de los postres más queridos en muchas mesas.
Su secreto está en la mezcla de leche condensada, leche evaporada y queso crema, lo que lo vuelve suave, denso y muy sabroso.
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Ideal para servir bien frío con su infaltable caramelo.
Ingredientes
Para el flan:
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1 lata de leche condensada (395 g)
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1 lata de leche evaporada (400 ml)
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4 huevos grandes
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190 g de queso crema (temperatura ambiente)
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1 cucharadita de esencia de vainilla
Para el caramelo:
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100 g de azúcar
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2 cucharadas de agua
Preparación
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Colocá el azúcar y el agua en una sartén a fuego medio. Sin remover, dejá que el azúcar se derrita y tome un color dorado. Apenas esté listo, volcá el caramelo en la base de una budinera o molde para flan y movelo con cuidado para cubrir bien el fondo.
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En una licuadora, procesá la leche condensada, la leche evaporada, los huevos, el queso crema y la vainilla hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos.
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Volcá la mezcla suavemente sobre el caramelo ya frío.
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Tapá el molde con papel aluminio y colocálo dentro de una fuente más grande con agua caliente, para cocinar a baño María.
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Llevá al horno precalentado a 170°C durante aproximadamente 50 a 60 minutos. Sabés que está listo cuando al insertar un cuchillo en el centro, sale limpio.
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Retirá del horno y dejá enfriar a temperatura ambiente. Luego llevá a la heladera por al menos 4 horas, preferentemente de un día para el otro.
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Para desmoldar, pasá un cuchillo por los bordes del molde y volcá con cuidado sobre un plato amplio. El caramelo se deslizará naturalmente y cubrirá el flan.
Consejos
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El queso crema aporta una textura más densa y suave. No lo omitas si querés un auténtico flan napolitano.
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Si no conseguís leche evaporada, podés reemplazarla por leche común entera, aunque cambiará un poco la textura.
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Para una presentación individual, usá moldes pequeños tipo flaneras y controlá el tiempo de cocción (unos 35-40 minutos).
Este flan es ideal para cualquier ocasión: elegante para una cena especial, pero también lo suficientemente simple para disfrutar un domingo en casa.
Cremoso, dulce, y con ese toque irresistible del caramelo. ¡Un postre que nunca falla!