Un postre clásico, rendidor y económico con textura sedosa gracias a la fécula.
El caramelo aporta brillo y un sabor profundo que equilibra el dulzor.
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Con este paso a paso vas a lograr un flan alto, parejo y fácil de desmoldar para lucirte en cualquier mesa.
Ingredientes
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150 g de azúcar
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3 cucharadas de agua
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500 ml de leche
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200 g de azúcar
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35–40 g de Maizena/fécula de maíz (3 a 4 cucharadas colmadas)
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2 huevos grandes
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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Ralladura fina de ½ limón (opcional)
Preparación
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Colocá 150 g de azúcar y el agua en una sartén o en el molde con tubo central. Llevá a fuego medio sin revolver hasta lograr un ámbar parejo. Girá el molde para cubrir base y paredes; dejá enfriar.
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Disolvé la Maizena en 100 ml de leche fría hasta obtener una crema lisa, sin grumos.
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Calentá los 400 ml de leche restantes con los 200 g de azúcar a fuego bajo, mezclando hasta disolver; no dejes que hierva.
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Verté en hilo la mezcla de Maizena sobre la leche caliente mientras batís con batidor de mano. Cociná 2–3 minutos hasta espesar levemente; retirá del fuego.
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Batí apenas los huevos. Sumá un cucharón de la mezcla caliente para templarlos, integrá y devolvé todo a la olla fuera del fuego.
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Agregá vainilla y ralladura; mezclá hasta homogeneizar.
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Colá la preparación a una jarra para eliminar grumos finos y espuma.
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Verté en el molde acaramelado y golpeá suave sobre la mesada para romper burbujas grandes.
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Horneá a 160–170 °C en baño María (agua caliente a media altura del molde) durante 45–60 minutos, hasta que el centro tiemble apenas al moverlo.
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Dejá entibiar 30 minutos, llevá a heladera al menos 4 horas y desmoldá pasando un cuchillo fino por el borde y girando sobre un plato hondo.
Consejos:
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Con 35 g de Maizena queda más tembloroso; con 40 g sale más firme y alto.
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Si el caramelo oscurece de más, añadí una cucharada de agua caliente y mové el molde fuera del fuego para frenar la cocción.
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El baño María debe chisporrotear suave; si hierve fuerte, aparecen grietas y poros grandes.
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Usá un molde savarín de 22–24 cm para cocción pareja y una forma alta con hueco central.
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Colar la mezcla y golpear el molde antes del horno asegura textura lisa y brillo en el corte.
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Si al final el centro vibra demasiado, apagá el horno y dejalo 10 minutos con la puerta entreabierta; termina de cuajar sin resecarse.
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Para desmoldar sin riesgos, calentá 10–15 segundos el fondo del molde en la hornalla y recién ahí invertí.
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Dejá reposar toda la noche: el caramelo se vuelve más fluido y el sabor se integra mejor.
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Variante suave: reemplazá 150 ml de leche por crema para un resultado más untuoso.
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Conservación: mantené refrigerado y bien cubierto hasta 3 días; no conviene freezar por la fécula.
Un flan dorado, con caramelo abundante y miga sedosa, que rinde en porciones generosas.
Servilo bien frío y disfrutá de un clásico que nunca falla.