Aromático, húmedo y con miga tierna, este budín trae el espíritu de las tortas italianas de ricotta pero con ingredientes fáciles de conseguir.
Va perfecto para el mate, el café o una merienda de domingo. Acá tenés una versión clara, equilibrada y lista para salir bien a la primera.
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Ingredientes
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250 g de ricotta bien escurrida
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120 g de manteca pomada (o 90 ml de aceite neutro)
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200 g de azúcar
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3 huevos grandes
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Ralladura fina de 2 limones + 40–50 ml de jugo
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250 g de harina 0000
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10 g de polvo de hornear (1 cda colmada)
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1 pizca de sal
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60 ml de leche (solo si la ricotta está muy seca)
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1 cdita de esencia de vainilla (opcional)
Glaseado opcional: 150 g de azúcar impalpable + 2–3 cdas de jugo de limón.
Preparación
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Encendé el horno a 170 °C. Enmantecá y enhariná una budinera de 24–26 cm o forrá con papel manteca.
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Colá la ricotta 15 minutos si viene húmeda. Esto evita que el budín se apelmace.
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Batí manteca y azúcar 3–4 minutos hasta cremar. Si usás aceite, mezclá con batidor de mano hasta integrar.
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Agregá los huevos de a uno, batiendo tras cada incorporación. Sumá la vainilla, la ralladura y el jugo de limón.
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Tamizá harina, polvo de hornear y sal. Incorporá en dos tandas, alternando con la leche solo si la mezcla está espesa; buscá una preparación lisa y algo densa, sin sobrebatir.
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Integra la ricotta con espátula, rompiendo grumos grandes pero sin deshacerla por completo: algunos puntitos le dan buena textura.
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Volcá en el molde, alisá la superficie y, si querés un “crack” prolijo, pasá un cuchillo apenas enmantecado por el centro a lo largo.
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Horneá 45–55 minutos, hasta que al pinchar salga seco. Si se dora rápido, cubrí flojo con aluminio al minuto 35.
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Dejá enfriar 10 minutos en el molde; desmoldá y pasá a rejilla hasta que esté a temperatura ambiente.
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Para el glaseado, mezclá azúcar impalpable y jugo de a poco hasta lograr una cinta espesa pero fluida; bañá el budín y dejá secar 20 minutos.
Consejos:
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Si tus limones son chicos, sumá una tercera ralladura para perfumar más sin agregar jugo extra.
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La ricotta define la miga: elegí una firme; si es casera o muy húmeda, escurrila en gasa.
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Con aceite queda más liviano y húmedo; con manteca, más sabor lácteo.
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Probá un “blend cítrico”: mitad limón, mitad naranja.
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Para freezar: envolvé en film (sin glaseado) y guardá hasta 2 meses; descongelá en heladera.
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Queda genial con arándanos: incorporá 120 g enharinados al final.
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Si te gusta más alto, usá molde angosto y controlá el tiempo (puede sumar 5–8 minutos).
Listo: un budín fragante, parejo y con ese toque de ricotta que lo hace distinto.
Ideal para cortar rebanadas generosas y disfrutarlo solo o con un glaseado bien cítrico.