Este bizcochuelo se ganó el premio al más fácil de la historia, ideal para esos días en que querés algo rico y casero sin pasar horas en la cocina.
El secreto está en usar la licuadora, que hace todo el trabajo pesado por vos.
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Con pocos pasos y un par de ingredientes, vas a tener un bizcochuelo esponjoso y delicioso para el mate de la tarde.
Ingredientes
- 5 huevos
- 65 g de manteca a temperatura ambiente
- 450 ml de leche a temperatura ambiente
- 306 g de azúcar blanca
- 150 ml de aceite neutro (girasol o maíz)
- 1 cucharada de esencia de vainilla
- 350 g de harina de trigo común (0000)
- 70 g de fécula de maíz
- 15 g de polvo de hornear
Preparación
- En la licuadora, colocá los huevos, la manteca (a punto pomada), la leche, el azúcar, el aceite y la esencia de vainilla.
- Licuá durante 3 minutos, hasta que se forme una mezcla homogénea y espumosa. Reservá esta preparación en un recipiente aparte.
- En un bol, mezclá la harina, la fécula de maíz y el polvo de hornear con una cuchara o un batidor de alambre.
- Verté la mezcla líquida de la licuadora sobre los ingredientes secos.
- Con una espátula, mezclá de forma envolvente hasta integrar todos los ingredientes. Es importante no batir de más, solo hasta que no queden grumos.
- Distribuí la masa en 4 moldes rectangulares de 14 x 8.5 x 6 cm, que deben estar previamente engrasados y enharinados.
- Horneá en horno precalentado a 180 °C durante 25 minutos. El bizcochuelo estará listo cuando al insertar un palillo en el centro, este salga limpio.
- Dejá que se enfríen un poco antes de desmoldar para que no se rompan.
- Cuando estén tibios, pasá una espátula por los bordes para desmoldar fácilmente.
Consejos:
- Temperatura de los ingredientes: Para que la receta salga perfecta, es clave que todos los ingredientes, especialmente los líquidos y la manteca, estén a temperatura ambiente. Si los usás fríos, la manteca puede solidificarse y no se va a integrar bien a la mezcla, lo que arruinaría la textura final del bizcochuelo. Este simple paso hace toda la diferencia.
- Mezcla de la masa: Recordá no batir la masa de más una vez que unís los ingredientes secos con los líquidos. Solo mezclá lo justo y necesario para que no haya grumos. Si te pasás, desarrollás el gluten de la harina y el bizcochuelo puede quedar con una consistencia apelmazada en vez de esponjosa. Un batido suave y envolvente es el método más seguro.
- El horno: Evitá abrir el horno durante los primeros 20 minutos de cocción. Un cambio brusco de temperatura puede hacer que el bizcochuelo se baje y pierda todo el aire que logró con el licuado inicial. Lo mejor es tener paciencia y espiar a través del vidrio.
- Variantes de sabor: Si querés darle un toque extra, podés rallarle un poco de limón o naranja a la mezcla antes de licuar. El sabor cítrico queda muy bien con la vainilla y le da un aroma espectacular. También podés agregarle una pizca de canela si te gusta. Esta masa es muy versátil y acepta distintos sabores.
- Adaptación de moldes: Esta masa es muy adaptable. Si no tenés 4 moldes chicos, podés usar una budinera más grande o incluso una fuente redonda. Simplemente tené en cuenta que el tiempo de cocción puede variar un poco, así que la prueba del palillo es fundamental.
- Agregados a la masa: Si querés agregarle chips de chocolate o pasas de uva, pasalas primero por un poco de harina. Esto evita que se hundan hasta el fondo de la masa y se distribuyan de manera uniforme. Por último, te recomiendo conservar el bizcochuelo en un recipiente hermético para que mantenga su humedad y no se seque.
Así de esponjoso, dorado y casero queda este bizcocho hecho en licuadora.
Es la prueba de que lo rico y lo simple pueden ir de la mano. ¡Ahora a disfrutarlo!