El bizcochuelo de leche es un clásico de las meriendas caseras.
Es húmedo, esponjoso y con un sabor inconfundible gracias al toque de leche caliente que lo hace único.
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Perfecto para acompañar con un café con leche o un mate.
Ingredientes
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5 huevos medianos
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230 g de harina común
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150 g de azúcar
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40 ml de aceite (suave)
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140 ml de leche
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10 g de polvo de hornear
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1 pizca de sal
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Esencia de vainilla y de limón a gusto
Preparación
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Tamizar la harina junto con el polvo de hornear y reservar.
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En un bol, batir los huevos con una pizca de sal hasta que espumen. Agregar la esencia de vainilla y de limón.
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Incorporar el azúcar en dos partes, batiendo primero con la mitad y luego con la otra mitad. Seguir batiendo unos 8 a 10 minutos hasta que la mezcla quede bien aireada y blanquecina.
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Bajar la velocidad e integrar la mitad de la mezcla de harina.
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Calentar la leche hasta que hierva, añadirla de a poco junto con el aceite mientras se sigue batiendo suavemente.
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Incorporar la harina restante y mezclar con movimientos envolventes hasta obtener una preparación homogénea.
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Volcar la mezcla en un molde enmantecado y enharinado.
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Hornear en horno precalentado a 180 °C con calor arriba y abajo, durante 45 a 50 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo este salga seco.
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Dejar enfriar 15 minutos antes de desmoldar.
Consejos:
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No te saltees el paso de tamizar la harina: ayuda a que el bizcochuelo quede mucho más aireado.
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Usar leche hirviendo es clave para darle esa textura húmeda y esponjosa.
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Si preferís un sabor más intenso a limón, podés agregar ralladura en lugar de esencia.
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Para que no se baje, evitá abrir el horno durante los primeros 30 minutos de cocción.
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Podés reemplazar el aceite por manteca derretida para un sabor más clásico.
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Si querés un bizcochuelo más húmedo, pincelalo con almíbar una vez frío.
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Se conserva bien en un recipiente hermético por 3 días, pero también se puede freezar en porciones.
Un bizcochuelo suave, húmedo y con el aroma de la abuela: imposible resistirse a un pedazo acompañado de algo rico para tomar.