Preparar tus propios condimentos en polvo es una manera práctica y económica de tener siempre a mano sabores intensos y naturales.
Hacer ajo y cebolla en polvo en casa no solo te ayuda a ahorrar, sino que también asegura un producto sin agregados químicos ni conservantes, perfecto para darle más gusto a cualquier comida.
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Procedimiento
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Encendé el horno a 100 °C y forrá una bandeja con papel de aluminio.
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Pelá los dientes de ajo y la cebolla, cortalos en trozos pequeños.
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Colocalos en la bandeja, distribuidos sin que se superpongan, y agregá apenas un poco de sal.
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Horneá durante 2 horas aproximadamente hasta que estén secos y crocantes, cuidando que no se quemen.
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Una vez fríos, procesalos en licuadora o procesadora hasta que se transformen en un polvo fino.
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Guardá el polvo en frascos con tapa hermética, en un lugar fresco y seco.
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Podés mezclarlos para tener un condimento combinado o mantenerlos separados según el uso que quieras darles.
¡Listo! Ya tenés tu propio ajo y cebolla en polvo caseros, listos para usar en cualquier receta.
Beneficios del ajo y la cebolla en polvo
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Aliados para el corazón: contienen flavonoides y antioxidantes que ayudan a proteger las arterias y reducir el colesterol malo.
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Refuerzo para el sistema inmune: gracias a la vitamina C, el selenio y otros compuestos que ayudan a defender al cuerpo contra enfermedades.
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Regulación de azúcar en sangre: sus propiedades hipoglucemiantes pueden ser útiles para personas con diabetes o prediabetes.
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Propiedades antioxidantes: combaten el daño celular, retrasan el envejecimiento y pueden proteger contra enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.
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Efecto antiinflamatorio: alivian dolores de cabeza, molestias menstruales o reumatismo, además de favorecer la digestión.
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Versatilidad en la cocina: se adaptan a carnes, sopas, ensaladas, guisos y salsas, realzando el sabor sin necesidad de picar o pelar en cada uso.
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Durabilidad: al estar deshidratados, pueden conservarse durante meses sin perder potencia ni aroma.
Tips y consejos:
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Usá ajos y cebollas de buena calidad, preferentemente frescos y orgánicos, para que el polvo tenga un sabor más intenso.
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Si querés un sabor más suave, podés mezclar la mitad de ajo con cebolla antes de hornear.
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Para mantenerlos secos y evitar que se apelmacen, agregá unos granos de arroz dentro del frasco.
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También podés preparar versiones especiadas: por ejemplo, mezclar el polvo con pimentón, orégano o cúrcuma para tener un sazonador único.
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Son ideales para darle un toque extra a adobos de carnes, panificados, salsas rápidas e incluso aliños para ensaladas.
El ajo y la cebolla en polvo caseros son un comodín que no puede faltar en tu cocina: prácticos, económicos y con un sabor auténtico que transforma cualquier plato.