Cuando baja la temperatura, no hay nada más reconfortante que una taza de chocolate caliente bien espeso.
Esta receta es ideal para disfrutar en casa, con ingredientes simples y un resultado que sorprende por su cremosidad y sabor intenso.
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Ingredientes
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2 tazas de leche
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1 cucharada de maicena (fécula de maíz)
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3 cucharadas de cacao amargo en polvo
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4 cucharadas de azúcar
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1 rama de canela
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200 ml de crema de leche
Preparación
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En una licuadora o bowl, mezclá la leche con la maicena, el cacao y el azúcar. Asegurate de que no queden grumos. Si no tenés licuadora, podés batir todo a mano con un batidor de alambre.
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Volcá la preparación en una olla y agregá la rama de canela. Llevá al fuego bajo, revolviendo de forma constante para evitar que se pegue en el fondo.
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A medida que la mezcla se calienta, vas a notar que comienza a espesar. No dejes de revolver para que quede bien lisa y pareja.
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Cuando empiece a hervir suavemente y tenga una consistencia más densa, apagá el fuego y retirale la canela.
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Agregá la crema de leche y mezclá bien hasta que se integre completamente. Esto le aporta una textura aún más suave y cremosa.
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Serví caliente en tazas resistentes al calor. Podés espolvorear con un poco de cacao extra, canela o ralladura de chocolate si querés una presentación más tentadora.
Consejos:
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Si querés un sabor más intenso, podés sumar 1 o 2 cuadraditos de chocolate semiamargo a la mezcla mientras se cocina.
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Para una versión especiada, agregá una pizca de nuez moscada o clavo de olor en polvo al momento de calentar.
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Si preferís una bebida más liviana, podés reemplazar la crema de leche por leche entera y ajustar la cantidad de maicena.
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Este chocolate también queda delicioso con un toque de esencia de vainilla o una cáscara de naranja para darle un aroma diferente.
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Acompañalo con tostadas dulces, budines caseros o galletitas para una merienda completa.
Una receta perfecta para los días fríos, que además de calentar el cuerpo, llena el alma.
Probala una vez y seguro se vuelve parte de tu rutina de invierno.