Estas calugas de leche son suaves, cremosas y se derriten en la boca.
Ideales para compartir, regalar o simplemente disfrutar con el mate o un café.
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Con pocos ingredientes y sin horno, vas a lograr un dulce casero irresistible.
Ingredientes
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¼ taza de azúcar (50 g)
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¼ taza de agua (60 ml)
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¼ taza de crema de leche (50 ml)
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400 g de leche condensada (1 lata)
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80 g de manteca
Preparación
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En una olla antiadherente, mezclá el azúcar con el agua. Llevá a fuego medio y remové suavemente hasta que el azúcar se disuelva por completo.
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Agregá la manteca y seguí mezclando hasta que se derrita e integre bien con el almíbar.
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Sumá la leche condensada sin dejar de revolver. Cociná a fuego medio-bajo, revolviendo constantemente para evitar que se pegue o se queme.
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Cuando la mezcla comience a tomar cuerpo y se vea más espesa, incorporá la crema de leche.
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Continuá revolviendo con cuchara de madera o espátula de silicona. Sabés que está lista cuando podés formar un “8” en la mezcla y tarda en desaparecer.
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Retirá del fuego y volcá en un molde previamente forrado con papel manteca o papel manteca enmantecado. Alisá bien la superficie.
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Dejá enfriar completamente a temperatura ambiente. No la lleves a la heladera porque puede endurecerse de más.
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Una vez firme, cortá en cubos con un cuchillo bien filoso o de hoja lisa.
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Podés envolver cada caluga en papel manteca o guardarlas en un frasco hermético.
Consejos:
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Usá una olla con fondo grueso para evitar que se queme el fondo.
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No dejes de revolver durante toda la cocción para lograr una textura lisa.
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Si querés darles un toque extra, podés añadir una pizca de sal o esencia de vainilla.
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También podés agregarle nueces picadas o coco rallado cuando volcás la mezcla al molde.
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Para conservarlas, guardalas en frasco hermético en un lugar fresco y seco, duran hasta una semana.
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Si querés un corte más prolijo, mojá el cuchillo con agua caliente antes de cortar.
Una receta ideal para darte un gusto dulce en casa y sorprender a todos con un clásico que nunca falla.