Un postre clásico y rendidor, perfecto para disfrutar en el desayuno, la merienda o después de una comida con un café o té.
Es fácil de preparar, económico y siempre sale bien.
Te recomendamos: Cómo hacer Tarta de queso fría ¡La mas fácil del mundo!
Su textura cremosa y su sabor delicado lo convierten en una receta que conquista a toda la familia.
Ingredientes
-
1 litro de leche
-
150 g de sémola fina
-
100 g de azúcar
-
50 g de manteca
-
1 pizca de sal
-
1 cucharadita de esencia de vainilla
-
Ralladura de 1 limón (opcional)
-
2 huevos
Preparación
-
En una cacerola colocá la leche junto con el azúcar, la pizca de sal y la esencia de vainilla. Llevá a fuego medio hasta que esté bien caliente, sin dejar que hierva.
-
Incorporá la sémola fina en forma de lluvia, revolviendo con un batidor de mano para evitar que se formen grumos.
-
Bajá el fuego y cociná hasta que espese, siempre mezclando para que no se pegue ni se queme en el fondo.
-
Retirá del fuego y añadí la manteca junto con la ralladura de limón, mezclando hasta que quede una preparación lisa y suave.
-
Dejá entibiar unos minutos y agregá los huevos previamente batidos, integrando poco a poco para que no se cocinen.
-
Verté la mezcla en una fuente para horno enmantecada y pareja.
-
Llevá a horno precalentado a 180 °C durante 30 a 35 minutos, hasta que la superficie esté dorada y levemente firme al tacto.
-
Retirá del horno, dejá templar y cortá en porciones cuadradas o en rebanadas para servir.
Consejos:
-
Espolvoreá con azúcar impalpable antes de servir para darle un toque más atractivo y delicado.
-
Podés acompañar cada porción con mermelada de frutos rojos, dulce de leche, miel o incluso una salsa de chocolate para hacerlo más tentador.
-
Si preferís un resultado aún más cremoso, reemplazá una parte de la leche por crema de leche. Le dará suavidad y un sabor más intenso.
-
Este postre se disfruta tanto tibio como frío. Una vez que reposa en la heladera, adquiere una textura más firme que lo hace ideal para cortar en porciones prolijas.
-
Es recomendable taparlo con film o guardarlo en un recipiente hermético para que se conserve varios días en la heladera sin perder frescura.
-
Al momento de servirlo, podés decorar con frutas frescas como frutillas, rodajas de banana o gajos de mandarina, que combinan a la perfección con el sabor lácteo de la sémola.
-
Si querés variar, agregá pasas de uva, coco rallado o chips de chocolate a la mezcla antes de hornear. Le darán un toque diferente y delicioso.
Un budín casero, simple y versátil, que se convierte en una de esas recetas que siempre vale la pena repetir.