No hay nada mejor que un bizcochuelo bien alto y esponjoso, perfecto para acompañar un mate o usar como base para tortas.
Esta receta casera es fácil de preparar y queda suave y húmeda.
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Ingredientes
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4 huevos
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200 g de azúcar (aproximadamente 1 taza)
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200 g de harina de trigo común (aproximadamente 1 ½ tazas)
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120 ml de leche (½ taza)
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100 g de manteca derretida (o ½ taza de aceite vegetal)
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1 cucharada de esencia de vainilla
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1 cucharada de polvo de hornear
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1 pizca de sal
Preparación
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Precalentá el horno a 180 °C. Engrasá y enhariná un molde de unos 22 cm de diámetro o rectangular mediano.
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En un bol grande, batí los huevos junto con el azúcar durante 5 a 7 minutos, hasta que la mezcla esté bien espumosa, clara y haya duplicado su volumen.
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Agregá la esencia de vainilla y luego incorporá poco a poco la leche y la manteca derretida (o el aceite), siempre batiendo a velocidad baja o de manera manual con movimientos envolventes.
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Tamizá la harina junto con el polvo de hornear y la pizca de sal. Incorporá los ingredientes secos a la mezcla líquida en dos o tres partes, mezclando de forma envolvente con espátula o batidor de mano. Esto va a ayudar a que el bizcochuelo quede bien aireado.
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Verté la preparación en el molde ya engrasado y nivelá bien la superficie.
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Llevá al horno por 35 a 45 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, este salga limpio y seco.
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Una vez listo, retiralo del horno y dejalo enfriar 10 minutos en el molde. Después, desmoldalo y dejalo enfriar completamente sobre una rejilla.
Consejos:
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No abras el horno durante los primeros 30 minutos para evitar que el bizcochuelo se hunda.
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Si querés un bizcochuelo más húmedo, podés agregar 1 o 2 cucharadas de crema o yogur natural a la mezcla.
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Este bizcochuelo es ideal para cortar en capas y rellenar con dulce de leche, crema o frutas.
Perfecto para una merienda o como base para cualquier torta que quieras preparar.