Este bizcochuelo es ideal para acompañar mates, café o una merienda tranquila.
Tiene una miga húmeda y pareja, con un sabor suave donde la canela aporta calidez y el café aparece como un fondo aromático, sin resultar invasivo.
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El rebozado exterior le suma una textura apenas crocante que contrasta muy bien con el interior tierno.
Ingredientes
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180 g de manteca derretida
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1 taza de azúcar común
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2 tazas de harina 0000
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1 taza de leche
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1 huevo
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1 cucharadita de polvo de hornear
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2 cucharaditas de canela molida
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1 cucharada de café preparado bien concentrado
Para el rebozado:
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Azúcar común, cantidad necesaria
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Canela molida, una pizca
Preparación
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Precalentá el horno a 170 °C. Enmantecá y enhariná un molde tipo budín o rectangular y reservá.
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En un bol grande colocá la manteca derretida junto con el azúcar común. Mezclá bien hasta obtener una preparación homogénea y algo espesa.
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Agregá el huevo ligeramente batido y mezclá hasta integrarlo por completo, sin batir de más.
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Incorporá la cucharada de café ya frío y mezclá nuevamente. Este paso aporta aroma y profundidad al sabor, sin que el bizcochuelo quede amargo.
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En otro recipiente mezclá la harina con el polvo de hornear y la canela.
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Sumá los ingredientes secos a la mezcla principal alternando con la leche. Hacelo en dos o tres tandas, mezclando suavemente hasta lograr una masa lisa y sin grumos.
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Volcá la preparación en el molde y emparejá la superficie con una espátula.
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Llevá al horno y cociná entre 45 y 55 minutos, hasta que al pinchar el centro con un palillo salga limpio.
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Retirá del horno y dejá reposar unos minutos. Desmoldá con cuidado y dejá enfriar completamente sobre una rejilla.
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Una vez frío, pincelá apenas la superficie con un poco de manteca derretida o humedecé ligeramente con leche.
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Pasá el bizcochuelo por azúcar común mezclada con una pizca de canela, presionando suavemente para que el rebozado se adhiera bien por todos los lados.
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Dejá reposar unos minutos antes de cortar en rodajas.
Tips y consejos:
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La manteca debe estar tibia, no caliente, para que no cocine el huevo al incorporarlo.
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El café tiene que ser concentrado, pero en poca cantidad para no dominar el sabor.
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No abrir el horno durante los primeros 30 minutos para evitar que el bizcochuelo se hunda.
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Este bizcochuelo mejora al día siguiente, cuando los sabores se asientan.
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Guardado bien envuelto, se mantiene tierno durante varios días.
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El rebozado se fija mejor si el bizcochuelo aún conserva un leve tibio interior.
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Podés ajustar la cantidad de canela según tu gusto, sin modificar la textura.
Este bizcochuelo de canela y café es una receta simple y rendidora, perfecta para quienes buscan un clásico casero con sabor equilibrado y una textura que invita a repetir.