Un clásico de la repostería europea, con base suave, relleno cremoso, manzanas tiernas y un crumble crocante por encima.
Perfecto para acompañar un café o servir como postre en una ocasión especial.
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Ingredientes
Para la base:
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3 yemas de huevo
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30 g de azúcar
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250 g de harina 0000
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1 cucharadita de polvo para hornear
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1 pizca de sal
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90 g de manteca blanda
Para la crema:
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3 claras de huevo
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30 g de azúcar
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1 cucharadita de esencia de vainilla o azúcar vainillado
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30 g de fécula de maíz
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400 g de crema de leche o yogur natural firme
Para la cobertura de manzana:
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3 a 4 manzanas medianas
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2 cucharadas de manteca
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15 g de azúcar mascabo o común
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Jugo de 1 limón
Para el crumble:
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125 g de harina 0000
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60 g de azúcar
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75 g de manteca fría en cubos
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½ cucharadita de canela (opcional)
Para decorar:
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Azúcar impalpable (opcional)
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Crema chantilly (opcional)
Preparación
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Precalentar el horno a 180 °C. Enmantecar un molde desmontable de 25 cm de diámetro.
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Base: Batir las yemas con el azúcar hasta que estén cremosas. En otro recipiente, mezclar harina, polvo para hornear y sal. Incorporar la manteca a las yemas, luego sumar la mezcla de harina y unir hasta formar una masa suave. Forrar el fondo del molde y levantar un borde de 2 cm.
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Crema: Batir las claras a punto nieve. Agregar el azúcar de a poco y seguir batiendo hasta lograr un merengue firme y brillante. Incorporar la esencia de vainilla, la fécula de maíz y la crema o yogur, mezclando con movimientos envolventes. Reservar.
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Manzanas: Pelar, quitar el corazón y cortar en gajos medianos. Saltear en sartén con manteca, azúcar y jugo de limón durante 5–7 minutos, hasta que estén tiernas pero enteras. Dejar entibiar.
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Armar: Colocar la crema sobre la base. Distribuir las manzanas sobre la crema.
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Crumble: Mezclar la harina, el azúcar y la canela. Añadir la manteca fría y desarmar con los dedos hasta formar migas. Esparcir sobre las manzanas.
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Hornear 40–45 minutos, hasta que el crumble esté dorado y la crema firme. Dejar enfriar 10 minutos, desmoldar y enfriar por completo.
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Decorar con azúcar impalpable y, si se desea, servir con crema chantilly.
Consejos:
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Elegir manzanas firmes como Granny Smith o verdes para que mantengan su forma durante la cocción. Si preferís más dulzor, mezclar verdes con rojas.
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La crema se puede hacer con yogur natural firme para un sabor más ácido y fresco, o con crema de leche para más suavidad.
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El crumble queda más crocante si la manteca está bien fría; incluso podés enfriarlo un rato en heladera antes de hornear.
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Para un toque extra de sabor, podés sumar almendras fileteadas o nueces picadas al crumble.
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Si te gustan los postres más especiados, agregá una pizca de jengibre en polvo o nuez moscada junto con la canela.
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Se puede preparar con anticipación: queda mejor después de unas horas de reposo, ya que los sabores se asientan.
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Guardar en heladera, bien tapado, por hasta 3 días. Para servirlo tibio, calentar unos minutos en horno suave.
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Acompaña muy bien con helado de vainilla o una bocha de crema batida bien fría.
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Es un postre versátil: podés reemplazar parte de las manzanas por peras para variar el sabor.
Un pastel suave, con capas equilibradas y texturas que combinan lo esponjoso, lo cremoso y lo crocante en cada bocado.