Con el uso diario, las hornallas acumulan grasa, restos de comida y suciedad difícil de quitar.
Muchos recurren al vinagre o al bicarbonato, pero existe un truco casero igual de efectivo y mucho más simple, que no deja olor fuerte y no necesita productos caros: limón con sal gruesa.
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Esta combinación, además de ser económica, tiene un potente efecto desengrasante y desinfectante.
Qué necesitás
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2 limones
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2 cucharadas grandes de sal gruesa
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1 esponja o fibra para fregar
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Agua tibia para enjuagar
Paso a paso
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Cortá los limones al medio y exprimilos en un recipiente hasta obtener todo el jugo.
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Agregá dos cucharadas colmadas de sal gruesa al jugo de limón y mezclá bien hasta formar una especie de pasta líquida.
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Aplicá esta mezcla directamente sobre las hornallas, asegurándote de cubrir las zonas con grasa o suciedad incrustada.
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Dejá actuar por lo menos 10 minutos. Este tiempo es fundamental para que la acidez del limón y la textura abrasiva de la sal aflojen la suciedad.
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Con una esponja o fibra, frotá con movimientos circulares, sin necesidad de hacer mucha fuerza. Vas a ver cómo la grasa y los residuos se desprenden con facilidad.
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Enjuagá con un paño húmedo o directamente con agua tibia y secá con un trapo limpio.
Consejos:
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Si las hornallas tienen grasa muy adherida, podés calentar levemente la mezcla antes de aplicarla. El calor activa aún más sus propiedades.
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Este truco también sirve para limpiar la base de las ollas, las tapas del horno o cualquier superficie de acero inoxidable con suciedad acumulada.
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Usá guantes si tenés la piel sensible, ya que el limón puede resecar un poco las manos con el uso prolongado.
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Repetí este proceso una vez por semana para mantener las hornallas brillantes y sin olores desagradables.
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Evitá usar este método sobre superficies esmaltadas de color, ya que el ácido puede manchar si se deja actuar demasiado tiempo.
Con este truco sencillo, vas a poder mantener tus hornallas relucientes, sin esfuerzo y sin recurrir a químicos agresivos.
¡Una solución práctica, efectiva y al alcance de todos!