Una receta fácil, rápida y perfecta para cualquier momento del día.
Estos bocaditos salados son ideales para un desayuno distinto, una picada o simplemente acompañar unos mates.
Te recomendamos: Cómo hacer Galletas merengadas caseras
Se preparan con pocos ingredientes y salen siempre bien.
Ingredientes
-
1 taza de harina común 000
-
1 cucharadita de sal (o media, si el queso es salado)
-
½ cucharadita de polvo para hornear
-
¼ taza de aceite (de oliva o girasol)
-
1 cucharada de mostaza (opcional)
-
1 huevo
-
100 g de queso rallado (gruyere, pategrás o similar)
-
2 o 3 cucharadas de leche fría (solo si es necesario)
Preparación
-
En un bowl, mezclá la harina, la sal y el polvo de hornear.
-
Sumá el aceite, la mostaza (si usás), el huevo batido y el queso rallado.
-
Mezclá bien con cuchara y luego con las manos hasta unir todo.
-
Si la masa está seca, agregá de a poco leche fría hasta que quede firme y suave.
-
Formá un bollo, tapalo con un repasador limpio y dejalo descansar 30 minutos.
-
Estirá la masa sobre la mesada apenas enharinada, dejándola de 4 o 5 mm de espesor.
-
Cortá en forma de triángulos o como prefieras, y ponelos en una fuente con papel manteca.
-
Horneá en horno precalentado a 180 °C de 12 a 15 minutos, hasta que estén doraditos.
Consejos:
-
Si usás queso fuerte o ahumado, el sabor queda más marcado y sabroso.
-
También podés combinar distintos quesos para darles más profundidad de sabor.
-
Agregá a la masa hierbas secas como orégano, tomillo o romero para una versión más aromática.
-
Pintarlos con huevo batido antes de hornear les da un color más dorado y brillante.
-
Si querés hacerlos más crocantes, dejalos unos minutos más en el horno (controlando que no se quemen).
-
Se conservan en frasco hermético por 2 o 3 días sin problemas.
-
También podés congelarlos cocidos y calentarlos al momento de servir.
-
Son ideales para llevar en la vianda o servir con alguna salsa tipo dip.
Una receta sencilla que rinde mucho y nunca falla. Perfecta para repetir una y otra vez.