Las tortitas de atún son una receta simple, rápida y muy nutritiva, ideal para quienes buscan comer rico sin pasar horas en la cocina.
Se preparan con pocos ingredientes, son económicas y además aportan proteínas de calidad, fibra y grasas saludables.
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Resultan perfectas para resolver una comida en el día a día, y también podés llevarlas al trabajo, a la facultad o disfrutarlas en una cena ligera.
Ingredientes
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2 latas de atún en agua (bien escurridas)
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2 huevos
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1/4 taza de avena molida (puede ser avena común procesada)
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1/2 cebolla chica bien picada
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1 diente de ajo picado o rallado
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2 cucharadas de perejil fresco picado
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Sal y pimienta a gusto
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Un chorrito de jugo de limón
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Rocío vegetal o unas gotas de aceite para cocinar
Preparación
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Escurrí bien el atún para que la mezcla no quede aguada. Colocalo en un bol y desmenuzalo con un tenedor.
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Agregá los huevos y mezclá hasta que se integren bien con el pescado.
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Sumá la avena molida, que va a ayudar a darle cuerpo a la preparación, y después incorporá la cebolla, el ajo y el perejil.
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Condimentá con sal, pimienta y un chorrito de jugo de limón, que realza el sabor y le da un toque fresco.
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Mezclá todo hasta conseguir una masa homogénea y fácil de manejar.
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Con las manos húmedas, formá tortitas del tamaño que prefieras, tratando de que tengan un grosor parejo para que se cocinen de manera uniforme.
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Llevá una sartén antiadherente a fuego medio y rociá con apenas aceite o rocío vegetal.
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Cociná las tortitas durante 3–4 minutos de cada lado, hasta que se doren y queden firmes.
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Retirá y servilas calientes acompañadas de lo que más te guste.
Consejos:
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Si preferís una textura más crocante, podés rebozarlas en pan rallado o copos de avena antes de cocinarlas.
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Para una versión más liviana, hacelas al horno en una bandeja engrasada, a 200 °C durante 15–20 minutos, girándolas a mitad de cocción.
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Podés sumarles queso rallado a la mezcla para darles más sabor, o incluso zanahoria rallada para hacerlas más coloridas y nutritivas.
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Estas tortitas quedan geniales como plato principal con ensalada fresca, pero también dentro de un sándwich casero con pan integral, rodajas de tomate y hojas verdes.
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Si hacés una tanda grande, podés freezarlas crudas ya armadas. Después las cocinás directo en sartén u horno, sin necesidad de descongelarlas previamente.
Una excelente opción para tener a mano en el día a día y comer rico sin complicaciones.