Las papas siempre tienen ese don de conquistar paladares. Son económicas, fáciles de conseguir y se transforman en un plato delicioso con apenas un par de ingredientes extra.
Esta receta es la prueba de que, con un poco de queso, manteca y condimentos, podés lograr una preparación que va a desaparecer del plato antes de que te des cuenta.
Te recomendamos: Huevos con salsa cremosa de eneldo y papas tiernas
Ideal para acompañar carnes, pollos, pescados o para disfrutar sola en una picada improvisada.
Ingredientes
-
1,5 kg de papas lavadas con cáscara
-
Manteca (cantidad a gusto)
-
Sal (a gusto)
-
Pimentón, ajo en polvo y pimienta negra (a gusto)
-
Queso rallado (puede ser mozzarella, provolone, sardo o mezcla, a gusto)
Preparación
-
Precalentar el horno a 180 °C, asegurándote de que esté bien caliente antes de meter las papas.
-
Lavar bien las papas con un cepillo para quitar toda la tierra de la cáscara. Se pueden dejar enteras para una presentación más rústica o cortar en cuartos o rodajas gruesas para que se cocinen más rápido.
-
Derretir la manteca y volcarla sobre las papas, mezclando bien para que cada una quede cubierta. Si preferís, podés cortar la manteca en cubitos y repartirlos entre las papas para que se derrita durante la cocción.
-
Condimentar con sal, pimentón, ajo en polvo y pimienta negra. Mezclar nuevamente para que las especias se distribuyan de forma pareja.
-
Pasar las papas a una fuente para horno, procurando que no queden amontonadas para que se doren bien por fuera.
-
Espolvorear generosamente con el queso rallado elegido, asegurando una cobertura abundante para lograr ese gratinado dorado irresistible.
-
Llevar al horno por aproximadamente 30 minutos, o hasta que las papas estén tiernas por dentro y el queso burbujeante y dorado por encima.
-
Retirar, dejar reposar un par de minutos y servir calientes para disfrutar al máximo su textura.
Consejos:
-
Para que queden extra crocantes, cortá las papas en gajos y, antes de hornearlas, dejalas en remojo con agua fría 20 minutos para eliminar parte del almidón.
-
Usá una mezcla de quesos para potenciar el sabor: la mozzarella da elasticidad, el provolone aporta intensidad y el sardo un toque salado.
-
Si querés un plus de sabor, sumales panceta ahumada previamente dorada o chorizo colorado en cubitos.
-
Unas hierbas frescas como perejil o ciboulette al final aportan color y frescura.
-
Para quienes disfrutan de un toque picante, una pizca de ají molido hace maravillas.
-
Este plato también se puede preparar en la freidora de aire: solo tenés que bajar un poco la temperatura y controlar el dorado.
-
Si sobran (algo poco probable), guardalas en un recipiente hermético en la heladera y recalentá en horno o sartén para que recuperen su crocante.
Las papas gratinadas con queso son ese comodín que siempre arranca elogios y que, seguramente, se termine mucho antes de lo que imaginabas.