Durante el invierno hay plantas que sorprenden por su color y vitalidad, incluso cuando el resto del jardín parece en pausa.
Una de las más llamativas es el cactus de Navidad, una especie ideal para interior que, si se cuida bien, regala una floración abundante y colorida justo en los meses más fríos del año.
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Y aunque parece fácil de mantener, hay un truco clave para que florezca con fuerza y se vea espectacular.
Una suculenta que florece en invierno
El cactus de Navidad, conocido también como Schlumbergera, es una planta suculenta que se destaca por sus flores en tonos vibrantes: rosa, rojo, blanco, salmón, fucsia o amarillo.
A diferencia de otras suculentas, esta variedad florece en pleno invierno, siempre que reciba el cuidado correcto.
Es una planta longeva, de bajo mantenimiento y perfecta para tener en maceta dentro de casa.
Se adapta muy bien a ambientes luminosos, pero no necesita luz solar directa.
De hecho, el exceso de sol puede dañarla o impedir la floración.
Qué hacer para lograr que florezca
Aunque parezca sencillo, lograr una floración abundante requiere tres cuidados esenciales.
Primero, es importante reducir los riegos durante las semanas previas a la floración.
La planta debe regarse solo cuando la tierra esté completamente seca.
Un exceso de agua puede hacer que los pimpollos se caigan antes de abrir.
El segundo paso es la luz: debe estar en un lugar con buena iluminación natural, pero sin recibir sol directo ni estar cerca de estufas u otras fuentes de calor.
El ambiente fresco ayuda a prolongar la duración de las flores una vez que brotan.
El tercer punto, y el más importante, es el “descanso en la oscuridad”.
Para estimular la floración, la planta necesita estar en oscuridad total durante al menos 12 horas por día, durante unas seis semanas.
Esto puede lograrse ubicándola cada noche en un cuarto cerrado sin luces, o tapándola con una caja opaca.
No hay que interrumpir ese ciclo ni siquiera por unos segundos, ya que cualquier luz puede cortar el proceso.
Cómo cuidar el cactus después de florecer
Una vez que termina su etapa de floración, el cactus de Navidad necesita descansar.
Durante ese tiempo, que puede durar entre uno y dos meses, no hay que regarlo, salvo que las hojas empiecen a marchitarse, en cuyo caso podés darle unas gotas de agua.
Este periodo de reposo es fundamental para que la planta recupere energía y vuelva a florecer con fuerza el próximo invierno.
Al llegar la primavera, es momento de reactivarla: volvé a regarla con más frecuencia, ubicála en un lugar más luminoso (siempre sin sol directo) y, si lo necesitás, podés trasplantarla a una maceta un poco más grande.
Tips y consejos para un cactus de Navidad espectacular:
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Evitá mover la planta cuando ya tiene pimpollos: el movimiento puede hacer que se caigan.
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Si querés más flores, respetá estrictamente el ciclo de oscuridad durante al menos 40 días.
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No uses fertilizantes durante el invierno. Esperá a la primavera para abonarla.
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Si las hojas se ponen blandas, es señal de exceso de riego: suspendelo hasta que la tierra esté bien seca.
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Podés multiplicarla con facilidad cortando una hoja segmentada y colocándola en tierra húmeda hasta que enraíce.
Con estos cuidados y el truco del periodo de oscuridad, tu cactus de Navidad va a florecer de forma espectacular cada invierno, llenando tu casa de color justo cuando más lo necesitás.