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¿Qué significa subir historias a Instagram todos los días?…según psicólogos

Instagram es una de las redes sociales más utilizadas en la actualidad y sus funciones cambiaron la manera en que las personas se comunican, se muestran y se vinculan.

Una de las herramientas más populares de la app son las historias: publicaciones breves que duran 24 horas y permiten compartir momentos del día.

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Aunque parezca una práctica común y sin importancia, los psicólogos analizan qué hay detrás de la necesidad de subir historias todos los días y qué significado emocional puede tener.

Por qué algunas personas publican historias todos los días

Según especialistas en psicología y comportamiento digital, una de las razones más frecuentes detrás de esta conducta es la búsqueda de validación externa.

Muchas personas suben contenido de forma constante porque esperan reacciones, respuestas o simplemente ver cuántos usuarios visualizan lo que comparten.

Esta necesidad de ser vistos puede estar asociada a una autoestima inestable, donde el reconocimiento de los demás funciona como un refuerzo emocional.

Otra razón que los expertos destacan es el fenómeno del FOMO, sigla que significa “Fear Of Missing Out”, o miedo a quedarse afuera.

En este caso, el usuario siente que debe estar presente todo el tiempo en la conversación social, participar de lo que hacen los demás o simplemente mostrar que está activo.

La ansiedad por no compartir puede llevar a una exposición excesiva, que con el tiempo se vuelve automática y difícil de frenar.

Además, desde la psicología social se plantea que compartir historias de forma cotidiana también puede estar relacionado con la construcción de identidad.

Es decir, las personas seleccionan momentos, frases, fotos o ideas que refuercen la imagen que desean proyectar.

De este modo, Instagram no es sólo una red social, sino un medio para afirmar quiénes somos o quiénes queremos ser frente a los demás.

Por ejemplo, alguien que sube fotos de sus libros o actividades creativas probablemente busque transmitir una identidad ligada al conocimiento o la inspiración.

Otra explicación posible es el refuerzo que produce el sistema de recompensas que tienen estas plataformas.

Cuando una persona sube una historia y recibe visualizaciones, respuestas o reacciones, se activa un circuito de recompensa cerebral que genera placer.

Esa sensación se vuelve adictiva y lleva a repetir la conducta, incluso sin que haya un motivo importante para publicar.

También se debe tener en cuenta la comparación social.

Las redes, y especialmente las historias de Instagram, muestran una versión seleccionada y editada de la vida de los demás.

Quienes consumen ese contenido con frecuencia pueden comenzar a comparar su propia realidad con lo que ven, lo cual afecta la percepción de su vida y su autoestima.

Subir contenido todos los días puede ser, en algunos casos, un intento por estar “a la altura” o competir por atención.

Si bien no todas las personas que usan esta función a diario tienen un problema, los expertos recomiendan observar la intención detrás de cada publicación.

Hacer un uso consciente de las redes sociales ayuda a evitar que el hábito se vuelva una necesidad.

La clave está en diferenciar cuándo se comparte algo por gusto y cuándo lo hacemos por presión o vacío emociona

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