Esta receta es perfecta para una cena rica y saludable, ideal para quienes buscan algo sabroso y fácil de preparar.
El pollo se cocina en una salsa cremosa con champiñones, ajo, espinaca y tomates secos, logrando una combinación de sabores intensos y equilibrados.
Te recomendamos: Cómo hacer Queso casero en casa
Lo mejor es que podés acompañarlo con arroz, puré o incluso una pasta simple.
Ingredientes
-
2 pechugas de pollo
-
250 g de champiñones frescos
-
200 g de espinaca fresca
-
100 g de tomates secos hidratados
-
4 dientes de ajo
-
200 ml de crema de leche (nata para cocinar)
-
100 ml de caldo de pollo
-
50 g de queso parmesano rallado
-
2 cucharadas de aceite de oliva
-
Sal y pimienta a gusto
Preparación
-
Cortá las pechugas en bifes no muy gruesos. Salpimentá a gusto.
-
Limpiá bien los champiñones y cortalos en láminas finas. Hidratá los tomates secos en agua caliente por 10 minutos y luego picalos. Pelá los ajos y picalos bien chiquito.
-
En una sartén grande, colocá una cucharada de aceite y dorá el pollo de ambos lados, unos 3 o 4 minutos por lado. Reservá en un plato.
-
En la misma sartén agregá la otra cucharada de aceite y salteá los champiñones. Cocinalos durante unos 6 minutos hasta que se doren.
-
Agregá el ajo picado y cociná 1 minuto sin que se queme. Incorporá los tomates secos y el caldo de pollo. Dejá que hierva todo a fuego bajo unos 5 minutos.
-
Bajá el fuego y agregá la crema de leche. Remové hasta que se mezcle bien. Sumá la espinaca fresca de a poco hasta que se ablande.
-
Volvé a poner el pollo en la sartén y cociná todo junto 5 minutos más, para que tome bien el sabor y se termine de cocinar.
-
Espolvoreá con el queso parmesano, ajustá sal y pimienta y serví caliente.
Consejos:
-
Si no tenés tomates secos, podés usar tomates cherry salteados.
-
El pollo también se puede reemplazar por pechuga de pavo.
-
Usá panceta si querés un sabor más intenso, salteándola junto a los champiñones.
-
Se puede usar leche evaporada en lugar de crema para una versión más liviana.
-
Para más cremosidad, agregá una cucharadita de almidón de maíz disuelta en un poco de agua fría.
Este plato es rendidor, lleno de sabor y perfecto para una comida especial sin complicaciones.