Estos pastelitos salados se preparan con una base de puré de papa bien firme y un relleno jugoso de carne con queso derretido en el centro.
Se cocinan en sartén hasta que estén bien doraditos por fuera y suaves por dentro.
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Ideales para un almuerzo distinto o una cena rendidora.
Ingredientes
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3 papas medianas
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1 huevo
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5 cucharadas de harina común
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250 g de carne picada
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1 cebolla
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1 zanahoria
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1 diente de ajo
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1 cucharadita de pimentón dulce (paprika)
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Sal y pimienta negra a gusto
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1 cucharadita de mezcla de hierbas secas (italiana o provenzal)
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Unas ramitas de perejil fresco picado
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Unas hojas de eneldo fresco o seco (opcional)
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50 g de queso cremoso o mozzarella en cubitos
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Aceite vegetal para cocinar
Preparación
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Pelá las papas, cortalas en cubos y hervilas en agua con sal hasta que estén bien blandas.
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Hacelas puré y dejalas enfriar unos minutos. Agregá el huevo, la harina, sal y pimienta. Mezclá todo hasta que quede una masa espesa y firme. Reservá.
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En una sartén con un chorrito de aceite, rehogá la cebolla picada, el ajo y la zanahoria rallada.
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Sumá la carne picada y cociná hasta que se dore bien. Condimentá con sal, pimienta, paprika y las hierbas.
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Apagá el fuego y agregá el perejil picado y el eneldo si tenés. Dejá enfriar un poco.
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Tomá una porción de masa de papa y formá un rectángulo o cuadrado grueso sobre una tabla.
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Colocá una cucharada de relleno en el centro y un cubito de queso.
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Tapá con otra porción de papa y alisá los bordes para formar un pastelito parejo.
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Repetí el proceso hasta terminar todos.
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Calentá una sartén con un poco de aceite vegetal y cociná los pastelitos a fuego medio. Doralos bien de ambos lados sin moverlos mucho.
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Una vez dorados, retiralos con espátula y dejalos escurrir sobre papel absorbente.
Consejos:
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El puré debe estar bien seco. Si notás que la masa está muy blanda, agregá una cucharada más de harina.
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Usá queso que se derrita bien: mozzarella, cremoso, port salut o en hebras.
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Si preferís, podés armarlos con antelación y guardarlos en la heladera antes de cocinarlos.
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Para congelar, envolvelos individualmente y guardalos crudos. Se cocinan directamente desde el freezer.
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Acompañalos con una ensalada fresca, salsa de yogur o incluso una cucharadita de mayonesa casera.
Una receta económica, bien casera y con mucho sabor, que rinde, llena y queda espectacular. ¡Tenés que probarla!