Ideales para cualquier comida o picada, estas tortitas de papa y queso son irresistibles.
Crocantes por fuera, suaves por dentro y con mucho sabor.
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Además, se hacen con pocos ingredientes y rinden un montón.
Ingredientes
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4 papas medianas (aproximadamente 600 g)
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80 g de pan rallado
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100 g de queso parmesano rallado
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2 huevos
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1 cucharada de perejil picado (puede ser fresco o seco)
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Sal y pimienta a gusto
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Aceite para freír
Preparación
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Pelá las papas, cortalas en cubos medianos y cocinalas en agua con sal hasta que estén bien tiernas.
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Escurrí completamente y hacé un puré liso, sin grumos. Dejalo enfriar unos minutos antes de seguir.
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Sumá al puré los huevos, el queso rallado, el perejil picado, sal y pimienta.
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Incorporá el pan rallado de a poco, mezclando con las manos o una cuchara, hasta que la masa tenga una textura firme pero suave.
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Con las manos ligeramente húmedas, tomá porciones y formá tortitas del tamaño de una tapa de empanada.
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Si querés que queden más crocantes, podés pasarlas por pan rallado extra antes de freírlas.
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Calentá aceite en una sartén y freí las tortitas a fuego medio hasta que estén doradas por ambos lados, unos 2-3 minutos por lado.
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Retirá con espumadera y apoyá sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite.
Consejos:
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Para que la masa quede bien, el puré tiene que estar frío o tibio. Si está caliente, puede quedar muy blando y difícil de trabajar.
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Si notás que la mezcla está muy húmeda, agregá más pan rallado de a poco hasta lograr consistencia.
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Podés reemplazar el parmesano por cualquier queso duro que tengas en casa. Incluso con queso rallado común quedan bien.
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Quedan espectaculares al horno también. Llevás las tortitas a una placa aceitada, rociás con un poco más de aceite por encima y horneás a 200 °C unos 20 minutos, dándolas vuelta a la mitad de cocción.
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Si querés una versión con más sabor, podés agregar cebolla rehogada, ajo en polvo o un poquito de ají molido.
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Rellenalas con un pedacito de queso cremoso en el centro antes de darles forma. Vas a lograr un corazón derretido que sorprende.
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Congelan muy bien: armá las tortitas, ponelas en una bandeja separadas, y cuando estén firmes pasalas a una bolsa. Duran hasta 3 meses.
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Son perfectas para una picada, para acompañar una ensalada o como reemplazo de una hamburguesa vegetal.
Te van a sacar de apuro mil veces y todos te van a pedir que las vuelvas a hacer. ¡No fallan nunca!