Si tenés una freidora de aire en casa y no sabés qué preparar para salir del paso sin complicarte, esta receta te va a encantar.
Con huevos, espinaca, queso y tomates, en pocos minutos podés tener un plato completo, sabroso y liviano, ideal para arrancar el día con energía o terminarlo sin sentirte pesado.
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Además, no necesitás moldes ni utensilios raros, y el resultado es muy tentador.
Ingredientes
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4 huevos
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70 g de espinaca fresca (un puñado generoso)
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8 tomates cherry
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8 bolitas de mozzarella
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100 g de queso rallado (puede ser mozzarella o emmental)
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Sal a gusto
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Pimienta negra recién molida
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Rocío vegetal o aceite para engrasar
Preparación
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Colocá una hoja de papel manteca en la base de la freidora de aire. Rociá con un poco de aceite o rocío vegetal para evitar que se pegue la preparación. Es importante que el papel quede bien asentado para que no vuele con el aire caliente.
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Rompé los huevos directamente sobre el papel. Podés separarlos un poco con ayuda de una cuchara si querés que no se encimen.
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Condimentá los huevos con sal y pimienta a gusto.
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Agregá las hojas de espinaca lavadas y secas, distribuyéndolas de forma pareja alrededor de los huevos.
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Cortá los tomates cherry por la mitad y ubicá las mitades intercaladas entre la espinaca y los huevos.
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Sumá las bolitas de mozzarella y el queso rallado por encima. Tratá de que el queso cubra bien la mezcla, pero sin tapar completamente los huevos si querés que se vea la yema.
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Cociná en la freidora de aire a 180 °C durante 10 a 12 minutos. Si preferís la yema más jugosa, revisá a los 8 minutos y, si está a tu gusto, retiralo antes.
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Una vez que el queso esté gratinado y los huevos cocidos, serví inmediatamente.
Consejos útiles
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Si notás que el queso se empieza a dorar demasiado rápido, podés cubrir la parte superior con un poco de papel aluminio y seguir cocinando unos minutos más.
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Esta receta también funciona con kale, rúcula o acelga en vez de espinaca.
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Si querés sumarle más sabor, podés espolvorear con ajo en polvo, pimentón dulce o unas hojas de albahaca fresca antes de servir.
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También podés preparar todo con anticipación, guardar en heladera y cocinarlo al momento.
Simple, rápida y riquísima, esta receta se convierte fácilmente en un comodín para cualquier comida.
Y lo mejor: todo se hace en una sola cocción y sin ensuciar nada. Si tenés freidora de aire, no podés dejar de probarla.