Las abuelas siempre tienen un consejo práctico para cada problema del hogar.
Cuando se trata de recuperar el blanco original de la ropa, su sabiduría es infalible.
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En lugar de usar productos agresivos que dañan los tejidos, recurren a métodos naturales que respetan las fibras y eliminan el tono amarillento o grisáceo que aparece con el tiempo.
Blanquear la ropa sin lejía: el secreto de las abuelas
Con los lavados frecuentes y el paso de los años, las prendas blancas suelen perder su brillo.
Muchas veces se recurre a la lejía, pero lejos de ayudar, puede endurecer las telas, deteriorarlas y acortar su vida útil.
Es aquí donde entra en juego el conocimiento de las generaciones anteriores, que sabían cómo mantener la ropa impecable usando remedios simples y efectivos.
Cómo usar permanganato de potasio para blanquear la ropa
Uno de los secretos más valorados es el uso de permanganato de potasio, un producto natural que se consigue en farmacias y que tiene un gran poder blanqueador.
Para aplicarlo, solo hay que llenar una olla o palangana con agua tibia y añadir una pequeña cantidad de permanganato.
Cuando esté bien disuelto, el agua debe quedar de un tono rosado suave; si se torna morado, significa que se agregó más de lo necesario.
Luego se suman 200 gramos de detergente en polvo y se mezcla bien.
Las prendas se sumergen en la solución y se dejan reposar durante al menos cinco horas, o toda la noche para mejores resultados.
Después, se enjuagan en la lavadora y el blanco recupera su intensidad.
Otra opción es invertir el proceso: primero lavar en la máquina y luego dejar la ropa en remojo con la mezcla.
Métodos alternativos para ropa blanca y limpia
Además del permanganato, las abuelas confiaban en el poder del bicarbonato de sodio.
Este producto económico y siempre presente en los hogares resulta un aliado perfecto para devolver la blancura.
El procedimiento es sencillo: agregar tres cucharadas de bicarbonato al detergente habitual, disolverlo en agua tibia y sumergir la ropa a tratar.
Tras un reposo de dos o tres horas, se enjuaga y se obtiene un resultado visible: prendas mucho más claras y revitalizadas.
Consejos:
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Siempre revisá las etiquetas de la ropa antes de aplicar cualquier método para asegurarte de que el tejido lo resista.
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El bicarbonato también ayuda a eliminar malos olores, por lo que es doblemente útil.
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Si la prenda está muy amarillenta, repetir el proceso varias veces mejora el resultado.
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El remojo prolongado, siempre con agua tibia, permite que el producto penetre mejor en las fibras.
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Combiná bicarbonato con un poco de vinagre blanco para potenciar el efecto blanqueador de forma natural.
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Evitá la exposición directa al sol durante muchas horas, ya que puede dañar o endurecer las telas.
Recuperar la blancura original de la ropa no requiere productos agresivos, sino confiar en los viejos trucos que las abuelas transmitieron de generación en generación.
Simples, económicos y eficaces, siguen siendo la mejor manera de mantener las prendas como nuevas.