Este limpiador casero es ideal para quienes buscan una alternativa más saludable y económica para el hogar.
Es fácil de preparar, rinde muchísimo y limpia con la misma potencia que los productos comerciales, pero sin químicos agresivos.
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Perfecto para baños, cocinas, vidrios y más.
Necesitás
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1 taza de vinagre blanco
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1 taza de alcohol al 70%
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1 cucharada de bicarbonato de sodio
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1 cucharada de detergente para platos (preferentemente neutro o ecológico)
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Botella con atomizador
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Recipiente grande para mezclar (por si se genera efervescencia)
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Embudo (opcional, para envasar sin derrames)
Procedimiento
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Colocá el vinagre blanco y el alcohol dentro de un recipiente amplio.
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Agregá el bicarbonato de sodio de a poco. Hacelo en forma gradual porque va a hacer espuma al contacto con el vinagre.
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Una vez que la mezcla deje de burbujear, incorporá la cucharada de detergente líquido y revolvé hasta integrar todo completamente.
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Verté la preparación en una botella con rociador. Si tenés un embudo, usalo para evitar desperdicios.
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Cerrá bien el envase y agitá antes de cada uso para que los ingredientes se mantengan homogéneos.
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Aplicá directamente sobre la superficie a limpiar y dejá actuar entre 1 y 5 minutos según el nivel de suciedad. Luego retiralo con un trapo húmedo, esponja o papel.
Este limpiador es multiuso y sirve para todo tipo de superficies resistentes: mesadas, cerámicos, azulejos, vidrios, griferías, electrodomésticos, puertas, pisos e incluso para el interior del auto.
El alcohol desinfecta, el vinagre corta la grasa y elimina olores, y el bicarbonato ayuda a remover suciedad pegada.
Consejos:
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Para un aroma más fresco, agregá entre 10 y 15 gotas de aceite esencial de limón, lavanda, eucalipto o menta.
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Evitá usar esta mezcla sobre mármol, madera sin tratar o superficies de piedra natural, ya que el vinagre puede dañarlas.
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Guardá el preparado lejos de la luz directa y del calor, en un lugar seco. Bien tapado, puede durar hasta un mes sin perder efectividad.
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Si vas a usarlo en vidrios o espejos, aplicalo con moderación y secá con papel o un paño de microfibra para evitar vetas.
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En zonas con grasa acumulada (como hornallas o campanas de cocina), dejalo actuar más tiempo y ayudate con una esponja para mejores resultados.
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También podés usarlo para limpiar los estantes de la heladera, el microondas por dentro o el baño completo.
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Si preferís un producto más espeso, aumentá la cantidad de bicarbonato o usá un detergente concentrado.
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Para mantener la higiene del baño entre limpiezas profundas, podés rociar el inodoro o la pileta con este preparado una vez al día.
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Si tenés mascotas, es una excelente opción para limpiar sus zonas sin productos tóxicos.
Este detergente casero no solo es efectivo, también cuida tu salud, tu bolsillo y el medio ambiente.
Una solución simple y poderosa que vale la pena tener siempre a mano.