Esta crema de ajo es perfecta para acompañar carnes, papas, sandwiches o simplemente para untar en pan.
Se prepara con pocos ingredientes, en minutos y queda suave, sabrosa y con una textura similar a la mayonesa.
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Ingredientes
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200 ml de aceite vegetal
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100 ml de leche entera bien fría
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3 dientes de ajo grandes
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½ cucharadita de sal
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Jugo de ½ limón o 1 cucharada de vinagre blanco
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1 cucharada de perejil fresco picado
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1 cucharada de pimiento rojo bien picado
Preparación
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Colocá en la licuadora la leche fría, los dientes de ajo pelados y picados, la sal y el jugo de limón o el vinagre.
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Licuá a velocidad media durante unos segundos, hasta que los ingredientes se integren bien y el ajo quede triturado.
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Con la licuadora en funcionamiento, comenzá a agregar el aceite en forma de hilo fino y constante. Esto va a hacer que la mezcla emulsione y espese, como una mayonesa.
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Cuando la crema esté bien espesa y tenga una textura suave, apagá la licuadora.
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Agregá el perejil picado y el pimiento rojo, y mezclá suavemente con una cuchara o espátula para no cortar la emulsión.
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Guardá la crema en un frasco de vidrio limpio y seco. Conservá en la heladera por 5 a 7 días.
Consejos:
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Usá leche entera bien fría para que emulsione más rápido y quede firme. Si usás leche descremada, la textura puede no ser tan estable.
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No uses aceite de oliva para esta receta, ya que su sabor intenso puede opacar el del ajo. Es mejor optar por aceite neutro como girasol o maíz.
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Si querés una versión más intensa, podés reemplazar el perejil por cilantro, y si buscás una variante más suave, podés reducir la cantidad de ajo a dos dientes.
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Para quienes disfrutan de los sabores más picantes, se puede agregar ají molido, ají fresco picado o unas gotas de salsa picante al momento de licuar.
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Si ves que la mezcla no emulsiona enseguida, no te preocupes: agregá un chorrito más de leche fría y seguí licuando sin mover la velocidad. La emulsión tarda unos segundos pero se logra fácilmente si el aceite se agrega de a poco.
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Esta crema es ideal para servir con papas al horno, carnes a la parrilla, hamburguesas, wraps o incluso como base de una pizza blanca.
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También podés usarla como dip frío para bastones de zanahoria, apio o chips de pan casero.
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Una vez preparada, guardala siempre bien tapada en la heladera. No la dejes a temperatura ambiente para evitar que se corte o se estropee.
Una receta rápida, versátil y sabrosísima, ideal para tener siempre a mano en la heladera y darle un toque especial a cualquier comida.